
Mucho se ha escrito sobre la inminencia de la llegada de coches que no necesitarán conductor. Grandes empresas como Google o Audi han mostrado sus prototipos. Muchos escépticos dudan de su viabilidad tecnológica, pero su freno verdadero puede estar en la economía: su ejemplo esconde una ironía y un rompecabezas para la economía del futuro. Las cadenas de comida rápida valoran sustituir a sus empleados por robots.
Tal y como analiza The Economist, el problema puede estar en lo baratos que pueden resultar los conductores. Una de las consecuencias de la revolución tecnológica de los últimos años es la desaparición de millones de empleos en todo el mundo, haciendo que millones de personas luchen por empleos poco cualificados y peor pagados. Como el de conductor.
El resultado es que muchas empresas se pueden cuestionar la necesidad de invertir en nuevas tecnologías que sustituyan a los empleados físicamente. Ya no tienen el incentivo del ahorro de costes. ¿Qué ventajas ofrece un vehículo autónomo de un coche ?normal? con un conductor y un smartphone o un ordenador a bordo?
Además de los bajos salarios, otro factor puede frenar la llegada del coche autónomo. Las empresas como Über hacen mucho más barato y mucho más flexible el transporte en coche (con conductor).
Hombre contra la máquina
La combinación de estos factores presenta una amenaza importante para el desarrollo de lo coches autónomos. El coste de la tecnología necesaria para fabricarlos está cayendo, pero siguen siendo altos, especialmente comparado con los seres humanos, que al fin y al cabo también son un conjunto de de sensores y procesadores de información.
La revista concluye que sería una "extraordinaría ironía" que el coche autónomo, uno de los símbolos de la revolución tecnológica que está cambiando la economía moderna, no llegara a buen puerto precisamente por los efectos sobre el empleo y los salarios de otras tecnologías. Asimismo, también sería un ejemplo perfecto de cómo el estancamiento de los sueldos puede provocar un menor crecimiento y una menor productividad.
La posibilidad de un mundo con grandes cantidades de conductores simplemente porque el trabajo se ha vuelto tan barato que no es necesario automatizar el empleo de conductor debe servir de reflexión sobre la naturaleza del desafío al que se enfrentan las políticas económicas actuales.
¿Es el empleo tan importante para la sociedad como para que queramos que millones de personas realicen trabajos que podrían hacer máquinas solo porque esos humanos necesitan trabajar para sobrevivir? "No es una pregunta retórica. Es un rompecabezas al que se van a enfrentar las sociedades en las próximas décadas", concluye The Economist.