
Las reacciones en cadena de las organizaciones empresariales, grandes empresas e instituciones financieras en los últimos días contra los planteamientos secesionistas de Artur Mas y la Generalitat no son tan espontáneos como aparentan, sino que tienen detrás el impulso de Mariano Rajoy y del Gobierno.
Un estímulo en forma de presiones subliminales o indicaciones más o menos directas, pero que los propios responsables de las organizaciones autoras de los pronunciamientos contra la independencia de Cataluña reconocen que comparten "el sentir y la preocupación" del Ejecutivo y del resto de las instituciones del Estado.
Desde Moncloa, como es lógico, se niega oficialmente la existencia de cualquier tipo de presión o insinuación hacia los agentes económicos. Sin embargo, en privado, miembros del Ejecutivo comentan que "presiones no hay, ni ha habido", pero admiten que "conversaciones sí estamos teniendo con todos los sectores sociales y también con los empresarios". Unas conversaciones que, apuntan, se producen porque "ellos también nos consultan y nos piden asesoramiento", porque están muy preocupados por la deriva de Artur Mas.
Las citadas fuentes gubernamentales sitúan estas conversaciones internas dentro de la misma estrategia que enmarca las que se están produciendo a escala internacional con los principales mandatarios de la UE y de Estados Unidos. Una ronda de encuentros que el ministro de Economía, Luis de Guindos, continuará esta semana con inversores y agencias de calificación.
El titular de Economía viajará a Londres, Nueva York y Washington para trasladar de primera mano la evolución de la economía española y explicar a los analistas la posición el Gobierno sobre la situación en Cataluña y ante las próximas elecciones generales.
De Guindos se reunirá hoy martes con analistas y representantes de las agencias de calificación Moody's, Fitch y S&P, antes de comparecer en Bruselas ante el Comité de Resoluciones Fiscales (Tax Committee) del Parlamento Europeo.
Mientras, los diferentes ministros del Gobierno siguen aprovechando cualquier evento a los que se les convoca para lanzar mensajes sobre las consecuencias de la independencia.
El lunes, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, afirmaba durante la presentación de un informe sobre responsabilidad social corporativa en Iberoamérica que "el futuro de los Estados, del empleo y de la protección social dependen del diálogo, la concordia y la estabilidad".
Más contundente, y en el mismo acto celebrado en la Casa de América, el titular de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, citaba al filósofo alemán Immanuel Kant para resaltar que "es más importante la percepción de la realidad que la realidad misma", lo que en el caso de la campaña electoral de Cataluña se deriva en que los inversores extranjeros "pueden comprar menos deuda española o poner más dificultades a los empresarios españoles" en sus operaciones en el exterior.
Margallo aprovechó el acto para referirse al "cariño y admiración" que todos los españoles sienten por Pau Gasol, el líder de la selección de baloncesto campeona de Europa, y concluir, en alusión a los independentistas que "decir que en España no nos quieren me parece una injuria gratuita que a mí, particularmente, me ofende".
Preocupación en Génova
El PP sigue la estela de los ministros del Ejecutivo y aprovecha cualquier foro para sacar a la palestra la cuestión catalana. El mismo lunes, tras la reunión del Comité de Dirección del partido, el vicesecretario de Comunicación Pablo Casado calificó de "muy positivos" los mensajes del empresariado contra una hipotética secesión.
Casado aseguró que "en absoluto" el PP está presionando a los empresarios para que se posicionen, pero cree que "decir la verdad es algo positivo". "Los empresarios se pronuncian con independencia. Les preguntan y ellos contestan. Pero es que los ciudadanos catalanes deben saber el precio de una hipotética independencia. Tienen que saber que si Cataluña se marchase, perderían el cobijo del Banco Central Europeo y del FLA", insistió.
La preocupación en Génova es máxima pese a que, al igual que Moncloa, descarte plenamente una secesión. La posibilidad de que la lista de Junts pel Sí obtenga una mayoría absoluta sobrevuela a numerosos dirigentes, que en privado reconocen que "hay que hacer un esfuerzo" por movilizar al electorado constitucionalista. Y ahí los empresarios juegan y jugarán, durante los días que restan de campaña, un papel muy relevante.
Por eso Casado aludió públicamente al Banco de España, a la CECA y la AEB y concluyó: "Tenemos la obligación de alertar de lo que podría llegar a pasar".
Debate Margallo-Junqueras
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, confirmó este lunes que consultó con Mariano Rajoy su decisión de participar en el debate con el líder de ERC, Oriol Junqueras, que se celebrará mañana. "Nunca hago nada sin hablar con el presidente", aseguró Margallo en la Casa de América antes de indicar que afronta este debate con "absoluta tranquilidad" y que ha "estudiado todo lo que hay que estudiar".
Preguntado sobre si se siente respaldado por el resto del Gobierno aseguró que se siente "respaldado por muchísimos españoles", para contar que "en un reciente viaje un guardia civil me pidió que cuidara de España y yo le respondí que llevamos quinientos años intentando destrozar España y no lo hemos conseguido". Margallo resaltó que no tiene "ninguna ambición personal" en este asunto, sino "no defraudar a los millones de catalanes y españoles que no quieren que Cataluña se suicide y que haya una amputación tan dolorosa como sería su salida de España".