
El mes de agosto tiene los días contados y con septiembre regresa de nuevo la actividad a los mercados. El inicio de mes se presenta especialmente movido en el mercado de deuda, ya que las empresas españolas aprovecharán la rentabilidad a la baja de los bonos españoles, en mínimos históricos, para refinanciarse a costes inferiores.
La ventana de liquidez está más abierta que nunca. El Santander, de hecho, no está dispuesto a perder ni un día y ya se está reuniendo con inversores para emitir deuda a principios de la próxima semana.
La entidad pretende colocar bonos contingentes convertibles (CoCos), los títulos a los que más está recurriendo el sector en los últimos meses. La razón no es otra que la naturaleza de estos instrumentos. Se trata de una deuda perpetua dirigida a institucionales con la que los bancos consiguen financiación y, además, mejoran sus ratios de solvencia.
Con los resultados de los test de estrés a la vuelta de la esquina -se conocerán en octubre-, el principal rasgo de estos activos es que se convierten en capital (en acciones) si la solvencia de la entidad baja de un nivel determinado; la cifra límite sería el 5,125%.
El Santander, que ya ha encargado la operación a Credit Suisse, HSBC, JP Morgan, Société Génerale y UBS, ha empleado estos instrumentos en varias ocasiones, siguiendo la tónica de bancos españoles como BBVA y Popular, y europeos como Credit Suisse, Barclays o Société Générale.
La última vez que emitió CoCos en euros desembolsó un 6,25% para captar 1.500 millones. Ahora esos bonos cotizan a un interés del 5,78 por ciento cinco meses después.
Varias operaciones 'en cola'
Una de las emisiones pendientes de empresas españolas es precisamente de CoCos. Popular paralizó una colocación de este tipo de deuda a principios de julio, en un día en el que las condiciones no jugaron a su favor, ya que salieron a relucir los problemas del holding que controlaba el Banco Espírito Santo.
Fuentes cercanas a la entidad explican que la emisión continúa aplazada y que de momento no hay fecha para retomarla. En su día, Popular pretendía financiar 750 millones de euros a una rentabilidad esperada de 7-7,25%. Si el banco saliese hoy a mercado podría encontrarse ante mejores condiciones, pues en ese momento el rendimiento del bono español a 10 años se encontraba en el 2,77%, frente al 2,14% en el que cerró ayer -tocó incluso el 2,08%-.
Otra compañía española que se echó atrás en una emisión el pasado mes de julio fue ACS. La constructora buscaba unos 500 millones de euros y el interés que se calculaba entonces rondaba el 3,5% a 5 años, según apuntaba Bloomberg. La compañía tiene, por tanto, una oportunidad de acudir a un mercado que se reabre y mejorar esos primeros precios iniciales.
Si Abertis y Ferrovial se financiaron a 10 años al 2,5% en los meses de junio y julio con un bono español a ese vencimiento entre 2,5-2,8%, ¿por qué no ver nuevos récord ahora que el interés se ha desplomado al 2,1%?
Lo que parece claro es que aunque las empresas españolas han hecho buena parte de sus deberes durante el año diversificando sus fuentes de financiación, estos niveles históricos en la deuda invitan a seguir acudiendo a mercado, antes de que esto pueda cambiar. "En septiembre, volveremos a ver un nuevo calendario de refinanciaciones que reduzcan la dependencia bancaria", afirma Ignacio Cantos, socio director de Atl Capital.