
España ha conseguido colocar 2.980 millones de euros en bonos, cerca del máximo previsto de 3.000 millones, pero con una fuerte caída de la demanda y una fuerte subida de los intereses.
En concreto, España ha colocado 1.359 millones en bonos a 2 años con una rentabilidad media del 5,204%, frente al 4,335% de la última subasta, lo que supone un incremento de los intereses del 20%. A pesar de esta subida, la demanda se ha desplomado, al pasar de 4,26 veces la oferta en la última subasta a 1,9 veces en esta.
A 5 años, ha colocado 1.074 millones de euros con una rentabilidad del 6,459%, frente al 6,072% que pagó el pasado 21 de junio, lo que supone que se ha encarecido un 6,22%. La demanda también ha flaqueado, al reducirse de 3,44 veces la oferta a 2,06 veces.
A 7 años, ha colocado 547 millones de euros con una rentabilidad del 6,701%, lo que supone una subida del 38% de los intereses, ya que en la anterior subasta, celebrada en febrero, fue del 4,832%. La demanda ha caído de 3,3 veces a 2,9 veces.
Nada más conocerse los resultados, el mercado de deuda ha reaccionado negativamente: la prima de riesgo ha superado los 580 puntos básicos, máximos históricos, con la rentabilidad del bono español a 10 años superando el 7%.
Los analistas consultados por Reuters sostienen que la difícil encrucijada en la que está instalada la economía española, con la imperiosa necesidad de reducir su abultado déficit público en medio de una profunda recesión económica, dibuja una gran nebulosa sobre la capacidad del país para remontar la crisis económica.
"Nada pinta bien", explicó a Bloomberg el estratega de renta fija Ioannis Sokos, de BNP Paribas. "Los bancos españoles han sido mucho menos agresivos en las compras de bonos domésticos", añadió destacando que el efecto de las subastas de liquidez del BCE para la banca se está evaporando.