
"Hemos detectado discrepancias entre nuestra contabilidad y las cifras de deuda bancaria, discrepancias que pudieran ser significativas y que estamos en proceso de revisión y conciliación". Es parte del hecho relevante que a la una y media de la tarde de ayer Pescanova remitió, firmado por su presidente, Manuel Fernández Sousa, a la CNMV. La compañía no lo dijo, pero según han confirmado fuentes financieras, la deuda total del grupo podría superar los 2.000 millones de euros, es decir, unos 500 millones por encima de lo que figura en el pasivo auditado.
"Se trataría de compromisos financieros correspondientes a operaciones entre filiales que no están contabilizadas", aseguran estas fuentes. La deuda auditada y reconocida por la empresa, a 30 de junio de 2012, era de 1.522 millones. Pescanova ha requerido la asistencia de su auditor, BDO, "para poder evaluar y contrastar dichas discrepancias lo más rápidamente posible", pero su problema es que la empresa se ha convertido en un polvorín.
Un polvorín
Su consejo de administración está enfrentado -Damm, segundo accionista, busca el relevo en la presidencia y un cambio radical en la gestión- y los acreedores no se fían ya de nada. Hay fuentes que apuntan que el desfase contable podría ser aún mucho mayor y hablan de una horquilla de entre 500 y 1.000 millones. "Esa es la razón por la que ni Damm ni el fondo luxemburgués Luxempart ni algún otro consejero firmaron las últimas cuentas. Contenían irregularidades imposibles de cuantificar", aseguran las fuentes consultadas.
Según publicó ayer El Confidencial, hay dos salvedades que la firma de auditoría BDO quiere introducir y por las que la empresa se está negando a presentar las cuentas. Una de ellas se refiere a la deuda oculta en operativa cruzada con filiales y la otra a la viabilidad de pago del crédito sindicado que vence este año, por importe de 203 millones de euros, y por el que se solicitó un aplazamiento a la banca.
A la vista de todo ello, la CNMV, que anunció el lunes una investigación ante "posibles indicios" de comportamientos de "abuso de mercado por parte de la compañía, sus administradores o terceras personas", ha reclamado a la compañía que remita de forma urgente las últimas cuentas anuales.
El problema de Fernández Sousa es que, al margen de no estar aprobadas, tiene enfrente a Damm, que le reclama un consejo de administración extraordinario para dar explicaciones cuanto antes. La investigación sobre un posible "abuso de mercado" pasó ayer factura a Pescanova en bolsa. El título de la compañía fue suspendido de cotización poco antes de las 13:30 horas cuando cedía un 19% y la acción caía a niveles de 2010 al perder los seis euros, aunque durante la sesión llegó a desplomarse un 34%.

Los movimientos de los bróker para sus clientes de un mes antes al anuncio del preconcurso de acreedores demuestran cómo el de Sabadell fue el más activo con las ventas al desprenderse del 27% del volumen negociado, mientras que el Banco Portugués de Investimento fue el más comprador y, por tanto, el más damnificado por el desplome del valor de los días posteriores.