Divisas

Paz en las divisas, guerra de crecimiento: se prepara una batalla épica global

  • Acuerdos de paz entre países para estimular pero no devaluar

Mucho se ha hablado de una posible guerra de divisas a nivel global en los últimos tiempos. Sin embargo, los movimientos de la banca central van más dirigidos a tratar de salvar el crecimiento económico y no hacia una espiral de devaluaciones competitivas, algo que no está exento de riesgos. Mientras los países preparan nuevos estímulos, se prepara un escenario para librar la gran batalla por el crecimiento.

Según los datos que recoge la agencia Bloomberg, los bancos centrales han reducido su intervención en los últimos 12 meses, mientras que las reservas de divisas extranjeras han crecido a su ritmo más lento en cuatro años. Además, la volatilidad del mercado de divisas está por debajo de la media de la última década, lo que sugiere que la temida confrontación global económica no ha llegado.

El último ejemplo ha sido Brasil. Guido Mantega, su ministro de Finanzas y que saltó a la fama al ser el primero en hablar de una guerra de divisas en 2010, ha anunciado públicamente que no va a continuar con sus esfuerzos para devaluar el real brasileño.

Ben Bernanke, presidente de la Fed, aseguró asimismo que las divisas eran una consecuencia, no la piedra angular de su política monetaria, más centrada en tratar de recuperar el crecimiento de EEUU. Es decir, aquelllos que mueven los hilos pueden haber acordado no seguir hacia una guerra de divisas, pero eso no implica que se vayan a quedar quietos.

Harán lo que sea necesario

"Los bancos centrales lo van a dar todo para revivir el crecimiento e impulsar la inflación porque la alternativa a eso es la deflación", aseguró Neil Williams, de Hermes Fund Managers, a la agencia Bloomberg. "Los países que más han relajado sus políticas tiene las divisas más débiles. No es un intento descarado de crecer más que otros, es solo un caso de todo los países intentando hacer lo mismo al mismo tiempo".

Paul Krugman, el mediático Nobel de Economía, defiende también que hablar de una guerra de divisas es una "completamente equivocada", y añade que la expansión monetaria está dentro del mandato de un banco central y beneficiará al crecimiento global.

Desde Citigroup se va en la misma línea. Valentin Marinov recuerda que los perdedores finales serán determinados por los fundamentales. De momento, "las monedas que deberán perder más serán aquellas en las que los bancos centrales que más actúen, y por ahora, se trata del yen y la libra".

Sin embargo, estos estímulos están teniendo un efecto negativo en otros países. Las monedas de Chile, Malasia, Filipinas o Corea del Sur se han apreciado mucho en los últimos tiempos, lo que ha afectado a sus exportaciones, su crecimiento y los beneficios empresariales.

De hecho, países como China han advertido que están "completamente preparados" para un guerra de divisas si ésta finalmente se desencadena. Desde el banco central se asegura que están tomando nota de las políticas de quantitative easing que están llevando a cabo otros países.

"Paz" en las divisas....

Volviendo a Mantega, el dirigente brasileño aseguró que "hemos neutralizado, suavizado el tema de la guerra de divisas. Yo no inventé la guerra de divisas, solo apunté a un problema que se puede solventar con acuerdos entre países".

Estos acuerdos ya han llegado este año. En concreto, en la reunión de los ministros de Finanzas del G20 del pasado mes de febrero en plena caída del yen. Finalmente, los países se comprometieron por primera vez a "no buscar un objetivo en los tipos de cambio con propósitos competitivos".

Desde Deutsche Bank se explica que esta declaración fue un "acuerdo de paz" permitiendo a los países incrementar sus estímulos, aunque caigan sus divisas, siempre y cuando no intervengan directamente en los mercados, se busquen niveles concretos en las divisas o se compren activos extranjeros.

...pero "guerra" de crecimiento

Los banqueros centrales han interpretado este acuerdo como una vía libre para incrementar los estímulos. Desde Japón a EEUU se ha apuntado a que se va a continuar este camino, defendiendo que es la mejor receta para intentar recuperar el crecimiento global.

"Esto no es una guerra de divisas, es una guerra de crecimiento", sentenció David Zervos, de Jefferies. Los inversores deberían comprar acciones a la espera de la reflación, pero precisamente deben ser precavidos sobre la inflación a largo plazo. "Se está preparando una batalla épica, con muchos botines para los ganadores y pérdidas catastróficas para los derrotados. Los inversores deben elegir bandos prontos".

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