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Los jueces han perdido los recelos sobre el arbitraje

Foto: Archivo

Los jueces confían en la actuación de los árbitros. Ya han quedado eliminados los recelos que existían por parte de los tribunales hacia la labor de unos profesionales que consideraban y así se ha reflejado en diversos autos desde el inicio de esta actividad, que se trataba de personas que querían impartir justicia sin estar preparados.

Así se desprende de las intervenciones de los magistrados que han participado en el I Congreso de Jueces y Árbitros -que recogerá en detalle el próximo número de la revista jurídica Iuris&Lex-; aliados en la resolución de disputas comerciales, que pretendía conocer la opinión de quienes ejercen las labores de control sobre los laudos emitidos por las cortes de arbitraje, organizado por la Corte de Arbitraje de Madrid, la Cámara de Madrid y la Fundación Rafael del Pino.

No obstante el magistrado de la Audiencia Provincial de Madrid, Antonio García Paredes, distinguió entre la confianza que genera a título personal entre los jueces el arbitraje comercial frente al recelo que aún existe sobre el de consumo, que en buena parte de los casos ha presentado problemas de falta de libertad para elegir el arbitraje frente a la vía judicial por parte de los consumidores, lo que contamina los procedimientos.

Anexos y no cláusulas

Para evitar este tipo de situaciones, se mostró partidario de que los acuerdos para acogerse al arbitraje se incluyan en anexos a los contratos y no como cláusulas incluidas dentro del articulado, como la conocida como "de buena noche", que pasan desapercibidas para el consumidor a la hora de firmar.

Para el magistrado, lo más importante al analizar un laudo es empezar por la revisión del convenio, ya que no puede existir un arbitraje si no se ha dado una situación de libertad de elección de las partes.

Falta de especialización de los magistrados

Otro asunto importante que abordaron durante sus intervenciones los magistrados fue la falta de especialización de los magistrados. Así, el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Javier Vieira, explicó que uno de los atractivos del arbitraje es cuando no se trata de arbitrajes masivos (como ha ocurrido con las preferentes), la especialización de los árbitros en los sectores y en el tipo de negocio que se aborda en el procedimiento. Sin embargo, "esta especialización no se da en los tribunales que deben controlar los laudos cuando existen solicitudes de anulación por una de las partes".

A este respecto, el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, José Luis Concepción, señaló que "que se hace más por el arbitraje cuando se anula un mal laudo que los que siempre loan el sistema sin crítica alguna".

María Eugenia Alegret, magistrada del TSJ de Cataluña, abogó por que se analice la facilidad con que algunas partes recurren a los tribunales con la intención de que se anule el laudo, lo que supone que el arbitraje pierda uno de los grandes beneficios que lo alienta, como es el menor tiempo que supone uno de estos procedimientos frente a la Administración de Justicia. Los procedimientos judiciales suelen resolverse en los juzgados de instrucción en una medida de ocho meses, mientras que en las cortes arbitrales llegan al año de media. Por ello, cuando se recurre el laudo, se acaba con la rapidez.

Una de las grandes aspiraciones del arbitraje es la inclusión en los procedimientos nacionales e internacionales de la Administración. Sin embargo, Ricardo Gonzalo Conde, director de Relaciones con la Administración de Justicia, dijo que se trata de un asunto con difícil solución, por que la legislación española obliga a la Administración a recurrir a los tribunales de justicia.

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