
Islandia y Grecia han sido dos países especialmente castigados por la última crisis económica. Sin embargo, el país nórdico logró sobreponerse rápidamente de los problemas, volvió a registrar tasas de crecimiento dos años después de las turbulencias y ya ha devuelto la ayuda financiera internacional. Grecia por el contrario sigue viviendo un auténtico infierno y se prevé que este año vuelva contraerse su PIB. Parece que tener una divisa propia y una deuda externa privada ha sido fundamental para que Islandia pudiera hacer borrón y cuenta nueva.
En un trabajo publicado en Voxeu y realizado por Margarita Katsimi, profesora de Economía de la Universidad de Atenas, y Gylfi Zoega, profesor de Economía de la Universidad de Islandia, señalan que Islandia contó con dos ventajas muy importantes: la elevada deuda del país pertenecía al sector privado (bancos sobre todo) y además tienen su propia divisa, por lo que los cambios en los flujos de capital son amortiguados por el tipo de cambio.
Estos economistas dan contexto a la situación con la siguiente explicación: "Antes de que Grecia se uniese al euro, el país heleno incurría en continuos déficits, elevados niveles de deuda y déficits por cuenta corriente. Desde su independencia, Grecia se ha pasado más de 90 años en default (impago de deuda) y ha tenido problemas para financiarse. Después de 1993, los criterios económicos cambiaron para intentar satisfacer los criterios de Maastricht y Grecia redujo su déficit en 9 puntos porcentuales del PIB entre 1993 y 1999. Estos esfuerzos fueron abandonados en los siguientes años a la vez que el PIB crecía y los déficit por cuenta corriente se incrementaban".
"En contraste, Islandia disfrutó de superávits desde mediados de 1990 y redujo sus niveles de deuda pública. Cuando llegó la crisis de 2008 la deuda pública de Islandia era muy baja. Las causas de la crisis podrían residir en la decisión de las autoridades de estimular la creación de un sistema bancario internacionalizado en el que los bancos nacionales obtenían casi todos sus beneficios fuera del país sin contar contar con los recursos suficientes para recapitalizar el sistema financiero".
Por lo tanto, ambos países tuvieron gobiernos que apoyaron de forma indirecta (Islandia) y de forma directa (vía emisión de deuda pública) el endeudamiento con el exterior. Estos influjos de capital estaban también intensificados por la ayuda de las agencias de rating y sus calificaciones. En el caso de Islandia la buena nota era su insignificante deuda pública, mientras que en el caso de Grecia era por la creencia de que un país de la Eurozona nunca podría 'caer', explican los economistas.
La crisis estalla
Cuando la crisis estalló y los flujos de capital se revertieron, Islandia tenía un problema. Sus bancos eran poseedores de balances gigantes (en relación con la economía islandesa) que presentaban grandes agujeros. "La deuda externa del país se limpió de los balances dejando que los bancos quebrasen parcialmente. Como el tipo de cambio se derrumbó Islandia comenzó a registrar superávit por cuenta corriente" de forma casi automática.
"Por el contrario, el Gobierno de Grecia se vio obligado a buscar un superávit público y un superávit por cuenta corriente a base de tomar decisiones impopulares, que encima no han permitido reducir la deuda externa, prestada por los acreedores", ahora Grecia sufre el desempleo más elevado de la Eurozona y el PIB está estancado, mientras que la balanza por cuenta corriente se ha estabilizado tras muchos esfuerzos y tiempo.
Cuando la deuda la tienen empresas privadas se pueden tomar dos decisiones, o dejarlas quebrar junto con sus deudas o rescatarlas con dinero público y convertir lo que era un problema privado en un problema de todos los ciudadanos. Islandia dejó quebrar a sus bancos privados y juzgó a los políticos que incentivaron la creación de un sistema financiero faraónico para un país de 300.000 habitantes. Aún así, el país necesitó ayuda financiera del FMI y de otros países para 'salvar' los depósitos de los islandeses. Sin embargo, la mayoría de los depósitos de los inversores extranjeros sufrieron quitas de hasta el 100%.
Islandia pudo hacer borrón y cuanta nueva y devolver el viernes 9 de octubre de 2015 el último tramo del préstamo concedido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2008, adelantándose así a la fecha de devolución prevista inicialmente y poniendo fin al programa de rescate acordado con la institución. La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, ha destacado que este pago anticipado supone un "exitoso final" para el "intenso compromiso" de Islandia con el Fondo que comenzó "en medio de una profunda crisis financiera".
Sin embargo, el problema de Grecia ha sido desde el primer momento una deuda pública que desde 1990 ha rondado el 100% del PIB. Una empresa privada puede quebrar y desaparecer junto a sus problemas. Un Estado puede impagar la deuda, pero al día siguiente el mismo Estado (y muchas veces el mismo Gobierno) tiene que volver a los mercados a pedir financiación, a esos mercados a los que ha impagado sus obligaciones.