
Los operadores se han propuesto acabar con la guerra de precios y firmar una tregua con la que recuperar los márgenes erosionados durante los últimos años. El primero en manifestarse a favor de este cambio de estrategia comercial ha sido Vittorio Colao, consejero delegado del grupo Vodafone, quien ha asegurado que los precios de la telefonía móvil "tienen que subir (en Europa) para que los operadores de telecomunicaciones puedan afrontar las inversiones que necesita el sector".
En un encuentro con un grupo reducido de periodistas, realizado en el marco del Mobile World Congress, el primer ejecutivo de la multinacional británica insistió en la misma recomendación al referirse al mercado español, país donde percibe la necesidad de incrementar la rentabilidad.
Según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, los precios de la telefonía móvil en España se encuentran en mínimos históricos tras reducirse el 27$ durante el tercer trimestre de 2014, con un desplome del 29% del ingreso medio por minuto en las llamadas nacionales.
No descarta más compras
Tras la integración de Ono y ante la posibilidad de emprender nuevas compras de operadores en suelo español, Colao dejó la puerta entreabierta a futuras adquisiciones en suelo español.
En respuesta a una cuestión de elEconomista, el directivo aseguró que "todo es posible", tras indicar de forma genérica que su grupo siempre analiza todas las oportunidades que pudieran surgir.
Arremete contra Telefónica
Asimismo, Colao ha arremetido contra Telefónica indicando que su amenaza de no invertir en fibra es la "clásica reacción del incumbente" que, por una parte es una gran compañía, y por otro no quiere "demasiada competencia".
"Creo que la propuesta de la CNMC tiene sentido. En España la red en fibra no está aún abierta y es un buen momento para plantearse abrirla", ha asegurado el directivo en un encuentro con periodistas en el marco del MWC.
Para el máximo responsable de Vodafone es evidente que todas las compañías quieren ganar dinero pero eso no puede ser en detrimento del derecho de los clientes de elegir qué operador quieren y la reacción de Telefónica respecto a la regulación en fibra es contraria a esta capacidad de elección.