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Cinco puntos por los que HSBC duda de la previsión de crecimiento del Gobierno

  • Prevén que el déficit fiscal en 2016 sea el doble de lo estimado por el Ejecutivo

El cuadro sobre el que el Gobierno español elaboró los Presupuestos Generales para el próximo año apuntaba a un crecimiento del PIB del 2% para 2015 y una contribución de la demanda interna al crecimiento del 1,8%. Pero Fabio Balboni, economista para Europa de HSBC, cree que este cuadro es demasiado optimista.

"El Gobierno tiene unas expectativas muy optimistas de crecimiento y de déficit público", advierte el analista. Según los expertos de la entidad, España cerrará 2015 con un crecimiento del 1,2% y en 2016 sólo acelerará hasta el 1,5%; muy lejos del 2 y 2,5% que estiman las autoridades españolas para cada uno de los ejercicios. Cinco son los aspectos fundamentales que separan sus estimaciones de las del Ejecutivo.

1. Salarios reales. La combinación del avance esperado de la inflación para el próximo año y la debilidad de los salarios nominales, provocará que el poder adquisitivo de los trabajadores se mantenga en torno a cero o en tasas negativas. Si bien la reforma del mercado laboral ha contribuido al descenso de la tasa de paro en los últimos trimestres, también es cierto que esta política ayuda a congelar los salarios en el país.

De este modo, cualquier avance de la inflación puede reducir la renta de los trabajadores, lo que sería un foco de debilidad para la demanda interna. "Creo que va a ser my difícil observar un crecimiento en los salarios reales", apunta Balboni.

2. Recuperación del consumo. Uno de los pilares del crecimiento económico durante este año ha sido el avance de la demanda interna. Sin embargo, esta tendencia, en principio positiva para la economía, se ha vuelto perjudicial. El motivo es el aumento de las importaciones, que ha provocado que España vuelva a tener déficit por cuenta corriente. Ni siquiera la entrada de turistas extranjeros histórica del verano ha conseguido aliviar el déficit del conjunto del país. "No va a ser posible para España seguir creciendo pidiendo prestado al exterior dinero para financiar sus compras", indica Balboni.

A este problema se une el freno de la economía de los socios comerciales de España en la Eurozona. Esta situación ralentizará el ritmo de las exportaciones y, dada la todavía escasa diversificación geográfica de las ventas, no habrá otra región geográfica que sea un motor de crecimiento tan fuerte para España. 

3. Ahorro de las familias. En 2015 el IPC volverá a situarse en tasas positivas, según estiman los expertos de HSBC, sin embargo, en 2014 se ha movido muchos meses en tasas negativas (cuatro meses consecutivos hasta octubre), lo que ha contribuido a elevar los salarios reales. Este es uno de los puntos principales (junto a la creación de empleo) por los que ha aumentado la renta de las familias durante este ejercicio, lo que ha contribuido a sostener el avance de la demanda interna.

Sin embargo, el crecimiento del consumo ha sido incluso superior al de los ingresos, lo que ha generado un desahorro neto de los hogares, según apunta Balboni. Este efecto no es extraño en las fases de salida de una crisis, pero con el tiempo acaba ajustándose a la media histórica. En España, esta media se situaba en el entorno del 11% antes del inicio de la crisis y en 2014 está en el 7%.

Por este motivo, no sería de extrañar que los hogares volviesen a ajustar su consumo a su nueva renta y provoquen una reducción de la demanda interna agregada en España.

4. PIB potencial. Una de las preocupaciones para los economistas de HSBC es el bajo nivel de inversión en la Eurozona que limita el PIB potencial de la región para los próximos años. En este sentido, reclaman la actuación de las autoridades políticas: "Europa necesita un plan de inversión pública", pide Balboni. Sin inversión, el crecimiento de la economía seguirá siendo anémico también en el medio plazo.

5. Ajuste fiscal. Desde HSBC creen que "la consolidación fiscal parece inevitable". Esto significa que serán necesarios nuevos ajustes para intentar cuadrar los ingresos del Estado a los gastos. Una parte de este ajuste será cíclico, esto es, la propia recuperación de la economía generará mayores ingresos por impuestos y menores gastos coyunturales (en especial los de protección social). Según los cálculos de Balboni, la economía española podría conseguir reducir el déficit en 40.000 millones por esta vía pero esto no será suficiente.

"El déficit no es un problema de ingresos, algunos impuestos en España están en los niveles más altos de su entorno, es un problema de reducir el gasto corriente", explica el analista. Según sus cálculos, para conseguir estabilizar la deuda pública y que no siga en aumento, el conjunto de Administraciones Públicas tendría que conseguir un superávit primario (sin contabilizar los intereses de la deuda) de en torno al 2% del PIB. Con las fichas que hay sobre la mesa y sin nuevos ajustes, los expertos de la entidad creen que España tendrá un déficit del 5,7% del PIB en 2015 y del 5,6% en 2016, muy lejos del 4,2 y 2,8% estimado por el Gobierno.

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