
Ni la buena nota conseguida en el examen de solvencia del BCE, ni la reactivación económica garantizan años fáciles a la banca. El empacho del ladrillo está lejos de haberse digerido y dentro de dos años aún cargará con un 16,6% de activos dañados en los balances. Un lastre inferior al 18,7% que Analistas Financieros Internacionales (AFI) pronostica para fin de este año, aunque suficientemente pesado aún como para impedir al sector pasar página en materia de provisiones o amainar el esfuerzo en recobro.
Las entradas netas en mora se han frenado, pero el avance del nuevo crédito será, según vaticina la firma de analistas, insuficiente para aumentar el stock financiado y diluir el peso de las operaciones dañadas sobre el conjunto del préstamo vivo. Según datos del Banco de España, la morosidad tocó techo a finales de 2013, en 191.784 millones de euros, e inició una senda descendente que le llevó a los 178.698 millones el pasado agosto, últimas cifras difundidas. Cae porque se declaran menos impagos, ha cogido ritmo la venta de los inmuebles adjudicados y salen carteras del balance cuando finaliza el saneamiento. Sin embargo, dicha magnitud solo supone retrotraerse a las insolvencias existentes antes de que el supervisor forzase en el verano de 2013 una reclasificación en las refinanciaciones que obligó a reconocer 27.000 millones en operaciones dañadas o de alto riesgo.
Morosidad en el 10%
La tasa de morosidad permanece aún aupada por encima del 13% y los expertos de AFI temen que siga en el 10% en los próximos dos años -si se incluye el ladrillo poseído por las entidades a raíz de impagos permanentes de clientes, el ratio de activos tóxicos escala al 16,6% citado anteriormente-. La mejora procederá de empresas, donde vaticina un descenso de las insolvencias del 11,8 al 7,8%; y del crédito al consumo, con una caída del 11,6 al 8,4%. El pronóstico de la sociedad es menos halagüeño en vivienda, donde apenas prevé que minore del 5,5, al 5,2%.
La presión de la morosidad, que seguirá demandando dotaciones, y la necesidad de mejorar una rentabilidad aún exigua, obliga al sector a empujar la producción crediticia nueva a mejores precios. Pero los expertos de AFI son más conservadores que la propia industria y posponen a 2016 una concesión lo suficientemente abultada como para que suba la cartera, frente a la expectativa de la banca de que el rebote ocurra en 2015.
El avance será muy comedido y progresivo por clientes y líneas de productos, con énfasis en los que ofrecen mayores rentabilidades. Apenas espera un repunte del 0,2% en la cartera financiada total dentro de dos años. Los esfuerzos se vuelcan en financiar a pymes y consumo, cuyos intereses medios calculados por el Banco de España se movían en el 4,54 y 9,87% TAE en septiembre, frente al 3,10% en hipotecas. Tanto es así, que AFI espera las nuevas concesiones en crédito al consumo superarán a las amortizaciones este mismo año, aunque aplaza este fenómeno en el mundo de las empresas en 2015 y no ven factible que ocurra en hipotecas ni siquiera dentro de dos años.
Depósitos en el 0,7%
Una noticia positiva es el abaratamiento de los depósitos con clientes, si bien el recorrido de mejora de los márgenes es estrecho. La firma de expertos coincide con la industria en que las retribuciones del pasivo comienzan a tocar suelo, en el 0,70%. Una situación que ofrece margen para mejorar los resultados financieros, sobre todo en 2015, gracias a los ahorros potenciales cuando el pasivo en cartera, retribuído ahora al 1,64%, se acomode a los nuevos precios.
Aún así, la rentabilidad medida sobre recursos propios (ROE) mejorará apenas al 7% en dos años cuando los banqueros esperan que se normalice, superior al 4,2 del ejercicio 2013, aunque queda en cotas muy inferiores al 15 habitual de época precrisis.