CaixaBank tenía protegido a su hasta ayer número dos. Según desveló la entidad en el informe de gobierno corporativo del año pasado, Juan María Nin contaba con un blindaje de 10,56 millones de euros.
Esta indemnización se enmarca dentro del proceso de reordenación del grupo, que en los últimos años se ha transformado en un banco. Al ser una entidad de nueva creación, el consejero delegado no disponía de ningún tipo de seguro ni contraprestación. De ahí que la cantidad sea menor a la política retributiva de otros consejeros delegados si son despedidos, pero sus condiciones sean algo más generosas.
La protección de Nin quedó fijada para cubrir dos eventualidades: o por destitución o por no renovación en el cargo. El importe a percibir, en estos casos y según lo establecido, es de seis veces el sueldo fijo básico, que alcanza los 1,76 millones, menos un seguro de ahorro acumulado a su favor.
Variables
Según explicaba la entidad en el mismo informe, se activaría si el banco rompe el contrato, si no le renueva como consejero o consejero delegado "sin causa justa" e, incluso, si Nin decide poner fin por "incumplimiento grave" del contrato por parte de CaixaBank, o si esta entidad se fusiona o pasa al control de un dueño distinto a La Caixa.
Estas variables compensaban las diferencias existentes con otros contratos suscritos por los máximos responsables del sector en nuestro país. CaixaBank, en contra de la tónica general, carece de fondos de pensiones para sus consejeros, que en algunos casos, han sido sustanciales, principalmente los acordados antes de la crisis.
Si bien, el año pasado, la entidad catalana suscribió un seguro de ahorro, con cobertura para incapacidad y fallecimiento en favor de Nin, por el que pagó los primeros 100.000 euros. Esta hucha es deducible de la indemnización por el abandono del cargo de consejero delegado y vicepresidente, tal y como ha acaba de suceder.
El banquero, que fue fichado por La Caixa en 2007 cuando era la mano derecha de Josep Oliu en el Sabadell, percibió en 2013 una remuneración total por valor de 2,74 millones por distintos conceptos, incluidos una parte en variable, desembolsables en los próximos ejercicios en acciones y en efectivo. De ese importe, 90.000 euros correspondían a asistencia a consejos de administración de sociedades participadas por el grupo.
Consejos en participadas
Según lo acordado con el grupo para su salida, Nin mantendrá su sillón como vocal en el austriaco Erste Bank, Repsol y Gas Natural. Precisamente, la alianza con el banco centroeuropeo es un proyecto personal desarrollado por el hasta ayer número dos de la entidad catalana.
El exconsejero delegado de CaixaBank no era el único directivo que contaba con un contrato blindado. El informe de gobierno corporativo indica que un total de 57 responsables del grupo bancario. De estos, 27 pertenecen a la alta dirección, con indemnizaciones que oscilan entre los dos y los seis años de sueldo fijo. Los otros 28 son especialista de distintas áreas, con una garantía de hasta 2,4 salarios, en los que se incluye en algunos casos la parte variable de la remuneración.
Salidas de oro en el sector
La protección de Nin se queda lejos de la cobrada por otros gestores financieros por su cese del cargo. Las más elevadas se dan en los dos grandes grupos españoles, con fuerte influencia en el extranjero, y con garantías propias de la época del boom económico. Así, por todos los conceptos retributivos, el vicepresidente del Santander, Ángel Corcóstegui, percibió 108 millones, en 2002. Ese mismo año, el grupo cántabro también abonó 48 millones a su copresidente, José María Amusátegui, por su salida del banco.
Con importes también altos, aparecen otros dos exdirectivos del Santander. En concreto, el número dos entre 2003 y 2013, Alfredo Sáenz, que cobrará más de 88 millones por direrentes partidas reconocidas en su contrato. Sáenz fue uno de los artífices de la internacionalización del banco en el exterior, principalmente en Latinoamérica, Reino Unido y Estados Unidos.
En 2012, una de las personas con más trayectoria en el Santander y hombre de confianza de Emilio Botín, Francisco Luzón, percibió 56 millones.
Esta cifra es algo superior a la indemnización abonada por BBVA a su número dos, José Ignacio Goirigolzarri, en 2009. El ahora presidente de Bankia, recibió una indemnización de 53 millones de euros.