
El llamado efecto Schulz nunca llegó a inquietar a la canciller Angela Merkel. La nominación a principios de año como candidato del socialdemócrata Martin Schulz pareció proporcionar un golpe de adrenalina a su partido, incluso miles de personas se afiliaron a la SPD. Sin embargo, los conocimientos de política europea del expresidente de la Eurocámara le fueron de escasa utilidad después de su traslado a Berlín.
Tras el reciente debate entre ambos, Schulz sigue a remolque en las encuestas. Se defendió bien y el encuentro pudo considerarse como un empate técnico pero el veredicto popular dio como vencedora a Merkel. Todo indica que los cristianodemócratas de la CDU volverán a ganar seguidos de la SPD.
Es inverosímil que Merkel consiga la mayoría absoluta, y más allá, Alemania se caracteriza por tener gobiernos de coalición. Sin embargo, hay un cierto hastío con respecto a la gran coalición, como modelo de Ejecutivo al que se recurre cuando el resultado electoral no ofrece otra salida.
El interés se centra por tanto en ver quien se convierte en el mayor de los partidos pequeños: la Izquierda, los Verdes, los liberales de la FDP y la Alternativa por Alemania, AfD. Cualquiera de los cuatro puede conseguir entre un 7 y un 9% de los votos. El quinto, la Unión Social Cristiana no figura en esa lista porque solo se presenta en Baviera y forma un grupo parlamentario con la CDU en el Bundestag.
Por muy poco la Izquierda quedó como tercera fuerza en 2013. El actual mayor partido de la oposición es el único partido representado en el Parlamento que rechaza las misiones militares en el exterior. Aunque muchos lo consideran todavía una fuerza radical, más que a destruir a lo que aspiran es a una regulación más fuerte del mercado y una mayor inversión en infraestructuras sociales. Gobierna en algunos Estados del este y nunca tuvo responsabilidades de gobierno a nivel federal.
El empuje de los Verdes, partido que se dio a conocer en el plano internacional cuando se convirtió en socio del SPD de Gerhard Schröder, se ha venido reduciendo. Su falta de éxito en 2013 y las novedosas perspectivas de coalición con la CDU han motivado que incorporen un enfoque más conservador a su tradicional agenda de izquierda.
En esta ocasión, la FDP regresará al Bundestag donde los liberales estuvieron representados de forma continua desde la fundación de la República Federal en 1949. En 2013 quedaron fuera al no superar la barrera del 5%. De la mano de su joven y carismático presidente Christian Lindner volverán a la Cámara y reivindicarán su importancia. Durante 41 años fueron socio minoritario en el gobierno federal.
Por primera vez entrará la AfD. Fundada apenas cinco meses antes de los comicios de 2013 atrajo a descontentos y euroescépticos. Desde entonces, ha ido perdiendo fuelle y es rechazada por el resto de partidos, quedando fuera de toda coalición.
De hecho, Merkel prefiere como socios a los liberales, lo que es un resultado bastante probable aunque hay aún muchos electores indecisos. Aún así, hay otras combinaciones posibles. La razón es la similitud tanto en el ámbito externo (Siria, Trump, Putin... ) como en el interno (euro, crisis migratoria...) de los partidos situados entre la AfD y la Izquierda. Ese espectro centrista suma más del 80% de los votos. Entonces, una alianza entre cristianodemócratas, liberales y verdes supondría una constelación "Jamaica" (por los colores de los tres partidos que coinciden con la bandera del país caribeño). Algo novedoso a nivel federal pero que ya se da en el ámbito regional. Incluso en caso de reunir escaños suficientes, una coalición "semáforo" entre socialdemócratas, liberales y verdes, o la opción más remota, de un gobierno entre SPD, Izquierda y Verdes.
Conviene resaltar que en Alemania se está dando un cambio en lo referente a los miedos de la población. Los partidos están muy atentos a esta transformación crucial de cara a las elecciones. Lo que más temen los alemanes es el terror y la violencia, el extremismo y la radicalización. ¿Afecta esto a la inmigración propiciada por Merkel y su famosa frase "podemos conseguirlo"? Solo de una manera indirecta puesto que con su pragmatismo la canciller ha sabido afrontar el gigantesco reto de la crisis de refugiados. También los problemas del euro y el medio ambiente han pasado a un segundo plano y la buena situación de la economía ha reducido el miedo al paro.
En todo caso, la seguridad es en estos momentos la mayor preocupación y con su experiencia Merkel aparece para muchos como la mejor opción para garantizarla.