
En un intento por mejorar las condiciones de trabajo de la industria del sexo en Ámsterdam, el alcalde de la ciudad ha inaugurado esta semana un burdel que estará dirigido por las propias prostitutas. Lo llaman "el burdel municipal" por la implicación del Ayuntamiento, pero la iniciativa es obra de My Red Light, una asociación que pretende hacer de la prostitución un entorno seguro y evitar la intromisión de terceros.
El nuevo burdel, que ocupará 14 'ventanas' a lo largo de cuatro edificios en el Barrio Rojo, estará dirigido por la fundación My Red Light, en la que las prostitutas participarán activamente en la toma de decisiones. "Todo en este proyecto, desde los estatutos hasta la decoración de las habitaciones, está pensado por las propias trabajadoras sexuales", ha dicho una de las involucradas a The Guardian.
La prostitución es legal en los Países Bajos desde el año 2000. Los propietarios de los negocios sexuales deben obtener una licencia, cumplir con las normas municipales y pagar impuestos para desarrollar esta actividad. El país esperaba fomentar con esta medida una industria sexual "controlada". Sin embargo, no tuvo exactamente este efecto. Ámsterdam ha seguido siendo un destino clave para los traficantes de personas.
En un esfuerzo por combatir el crimen organizado en el Barrio Rojo, Amsterdam comenzó a cerrar 'ventanas' a partir de 2007, lo cual también tuvo efectos secundarios negativos para las prostitutas. Debido a la escasez de 'ventanas', el alquiler subió de tal manera que algunos propietarios obligaron a las mujeres a pagar la suya, incluso cuando no estaban trabajando.
Ellas decidirán las horas de trabajo
Ahora, con My Red Light, el Ayuntamiento espera conseguir que las prostitutas trabajen de manera independiente, sin la influencia de terceros. "Las trabajadoras sexuales determinarán sus propias condiciones de alquiler y las horas de trabajo", dice Marieke de Ridder, miembro del consejo de supervisión de My Red Light.
El burdel contará con una sala en la que las trabajadoras podrán beber té, por ejemplo, y socializar para crecer tanto personal como profesionalmente durante el tiempo que no están trabajando. Del mismo modo, esta zona será de uso restringido para los clientes. Las habitaciones de este nuevo burdel serán más grandes de lo habitual y la decoración, también más cuidada, será elegida por las propias trabajadoras.
El banco holandés Rabobank se ha involucrado en la iniciativa y ha concedido a My Red Light un préstamo de arranque. Además, el centro médico HVO-Querido está proporcionando orientación a las prostitutas. El objetivo también es que las mujeres (aunque también hay algún hombre que forma parte de esta iniciativa) reciban formación sobre distintas materias como contabilidad.