
La Comisión Europea se ha propuesto que en los países integrantes de la Unión se puedan abrir empresas en un plazo máximo de tres días y a un precio máximo de cien euros, dijo hoy Daniel Calleja Crespo, director general de Industria, Pequeña y Mediana Empresa y Emprendedores del ejecutivo comunitario.
Daniel Calleja, que hoy participó como ponente en el acto de presentación de la delegación canaria del Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF), destacó que la Comisión está llevando a cabo en colaboración con los estados miembros un amplio programa de simplificación administrativa que reduzca las trabas burocráticas y elimine los obstáculos para la creación de empresas, esenciales para superar la crisis y crear empleo.
"Intentamos eliminar trabas, reducir los obstáculos para la creación de empresas, promover el espíritu emprendedor, simplificar, conseguir que en Europa sea mucho más fácil abrir nuevos negocios", subrayó Calleja en declaraciones a Efe.
Reducir trámites
Una de sus funciones como director general de Industria, Pequeña y Mediana Empresa y Emprendedores de la Comisión Europea es poner de acuerdo a los Veintisiete para que reduzcan los trámites y en este sentido señaló que cuando el ejecutivo comunitario empezó con ese programa la media europea para abrir un negocio era de quince días y a un coste medio de 800 euros.
En la actualidad se ha reducido el plazo medio a seis días y el coste a 300 euros, pero la Comisión quiere llegar a alcanzar el objetivo de tres días y cien euros.
El programa de simplificación administrativa incluye medidas para agilizar licencias, promover la administración electrónica e instaurar la ventanilla única, entre otros aspectos.
Facilitar el acceso al crédito
Calleja destacó no obstante que la máxima prioridad a corto plazo para la Comisión es facilitar el acceso al crédito para las pequeñas y medianas empresas europeas, imprescindible para salir de la crisis.
Según los datos de la Comisión, una de cada tres pymes europeas que piden un crédito o no lo consiguen u obtienen menos financiación de la que pretenden, porque la crisis bancaria ha perjudicado especialmente a las pequeñas y medianas empresas, que son "el eslabón más débil".