
Hay épocas en las que trabajar es, al mismo tiempo, un privilegio y un infierno. La crisis económica ha provocado el cierre de cientos de miles de empresas e incontables recortes de plantilla. Los que se van al paro sufren, pero los que se quedan también pagan un precio.
En casos desesperados, el sufrimiento puede acabar en suicidio, como ocurrió con trabajadores de France Télécom y empleados de la planta de fabricación del Iphone de Apple en China. Sin llegar a tales extremos, los siguientes son los síndromes más habituales entre los trabajadores actualmente:
Adictos al estrés
Según una encuesta presentada ayer por Randstad, un tercio de los trabajadores admite que su vida laboral pasa factura a su salud. Entre las nuevas patologías: la dependencia del estrés. Quien la sufre se refugia en su empleo hasta el punto de no poder dejar de trabajar ni un solo día en meses. La adicción al trabajo, que durante años se consideró positiva, ya se reconoce como una patología. Los afectados no ponen límites entre el ámbito personal y el profesional, y éste llega a interferir en cualquier parcela de sus vidas.
Síndrome del superviviente
Una de las consecuencias de la crisis es la incertidumbre. Según explica el psicólogo Iñaki Piñuel, el hecho de ir al trabajo cada día sin saber qué pasará en el futuro hace mella en los trabajadores: "Sufren cefaleas, insomnio y ansiedad, y aumentan sus adicciones, como el alcoholismo y el tabaquismo".
Estos problemas "no son tratados por un psicólogo, sino que se quedan en la consulta del médico de atención primaria". Los efectos de esta crisis, añade, "los vamos a notar durante muchos años". Los trabajadores han vivido una tensión que ha sacado lo peor de ellos mismos: "Son capaces de todo por conservar su empleo, lo que crea una atmósfera terrible".
Guido Stein, profesor de Dirección de personas de Iese, habla de "trabajadores aterrados" por las decisiones que se están tomando en las empresas, como las fusiones que implican reducciones de plantilla: "Su miedo crece cuando ven la difícil situación en la que están los trabajadores que han sido despedidos".
Desconectados de la empresa
Según explica Diego Vicente, profesor de Comportamiento Organizacional de IE Business School, muchos trabajadores han dejado de confiar en su empresa y, como consecuencia, se desvinculan de ella: "El mayor problema del que se quejan mis alumnos directivos es de la falta de compromiso de sus empleados, que con la crisis ha aumentado".
Es lógico, dice este experto, "ya que sistemáticamente son ellos los que pagan los platos rotos, a través de recortes de plantilla o de otras soluciones". Vicente añade: "Se está recurriendo a la amenaza y al castigo, así que los trabajadores sólo piensan en quién será el siguiente en caer, en lugar de estimular su creatividad. La salida a la crisis puede surgir de cuaquier eslabón de la empresa".
'Mobbing' y tiburones
Tal y como señala el profesor Diego Vicente, muchos jefes tampoco ayudan a destensar la situación. Según el estudio Cisneros 11 sobre riesgos psicosociales, dirigido por Iñaki Piñuel, los casos de mobbing (acoso laboral) se multiplicaron en el año 2009: pasaron de afectar al 9,2 por ciento de los trabajadores a aquejar al 13,2%, según el informe.
El aumento, según Piñuel, se debe al efecto de los llamados tiburones, también denominados directivos tóxicos. Estos jefes "actúan con frialdad y presentan rasgos psicopáticos". Durante la crisis, este perfil profesional se ha impuesto "porque ha conseguido los resultados a corto plazo que se le exigían, pero lo han hecho despidiendo a gente".
Estos directivos cargan sobre sus subordinados con un trato "inhumano y degradante". Su actitud, comenta Piñuel, es "pésima para la fuerza laboral que soporta esa carga".
Astenia 'potente'
Una de cada diez personas sufre en mayor o menor medida astenia primaveral, un trastorno que produce cansancio y falta de energía para realizar la actividad habitual. Pues, según Guido Stein, este mal se ha agravado por la situación laboral que atraviesan los trabajadores. "Se han juntado la llegada de la primavera y la sensación de fin de curso. La gente se encuentra especialmente cansada este año".
Trastornos de ansiedad
Según fuentes del sector sanitario que prefieren no ser citadas, se ha multiplicado el número de consultas al médico de cabecera motivadas por el estrés laboral. "Uno de los problemas con los que acuden muchos pacientes es el TAG, el Trastorno de Ansiedad Generalizada. Presentan síntomas somáticos, como taquicardias o mareos, y otros psicológicos, como agitación, estrés o tensión emocional. Todo ello está relacionado con el miedo". Lo sufren tanto asalariados como empresarios, añaden las mismas fuentes.
Parados sin fuerzas
Estamos abordando los problemas que conciernen a los trabajadores, pero ¿cuáles son los de los parados? Guido Stein comenta: "Las personas en paro se están desfondando. Muchos directivos que antes ocupaban puestos relevantes llevan dos años en paro y no encuentran salida. Tienen más de cuarenta años y sienten que se les acaban las oportunidades. Lo grave es que empiezan a pensar que su situación no va a cambiar. Por ello, muchos se están marchando de España".
Uno de los focos de estrés es el miedo a perder el nivel de vida anterior. Según Ángela Ibáñez, psiquiatra del Ramón y Cajal y miembro de la Sociedad Española de Psiquiatría, "el despido puede suponerles no poder pagar el colegio de los niños, mantener el mismo coche... Todo eso les genera mucho estrés". Por no hablar del efecto en las familias, añade esta experta: "Que el padre pase de estar buena parte del día en el trabajo a permanecer en casa desestabiliza el funcionamiento del hogar".
A lo anterior se suma el sentimiento de culpa que arrastran muchos desempleados. Según Ángela Ibáñez, "creen que si han prescindido de ellos es porque no trabajaban bien y se plantean que deberían haberlo hecho mejor. Esa culpabilidad deriva en una bajada de la autoestima".