
El futuro sistema europeo de posicionamiento Galileo ha sufrido un nuevo contratiempo, que se suma a los retrasos y sobrecostos acumulados durante años, con los dos primeros satélites operativos que han quedado en una órbita más baja de la prevista.
La empresa aeroespacial Arianne Space confirmó que existe una "anomalía en la inyección de órbita" de los dos satélites lanzados el viernes pasado, mientras que la Agencia Espacial Europea (ESA) apuntó el inicio de investigaciones, informaron ayer Efe y Europa Press.
Los satélites despegaron desde el centro espacial de Kourou (Guayana Francesa), a bordo de un cohete ruso Soyuz, un día después de lo previsto por las condiciones climáticas. Sin embargo, el despegue se produjo sin incidentes y fue posteriormente cuando se empezaron a detectar los problemas.
"Las observaciones tomadas después de la separación de los satélites de la Soyuz muestran una brecha entre la órbita lograda y lo que se había planeado", señaló Arianespace, el consorcio responsable del lanzamiento y de la puesta en órbita de los satélites.
El sistema de navegación Galileo, que ha costado 5,4 millones de euros, es una constelación de satélites diseñada como una alternativa al Sistema de Posicionamiento Global (GPS) existente en Estados Unidos y el Glonass ruso. La iniciativa tendrá además la capacidad de búsqueda y rescate.
El coordinador de la misión, Jean-Yves Le Gall, ha indicado que será "complicado" corregir la órbita de los dos satélites, aunque la ESA ha indicado que se estaban "controlando de manera segura" desde el centro de operaciones ESOC en Alemania.
En concreto, los satélites se han quedado en una órbita elíptica a unos 17.000 kilómetros de altura, en lugar de la circular a 23.522 kilómetros desde donde se esperaba que pudieran operar a partir del próximo otoño. En espera de explicaciones oficiales han corrido algunas especulaciones.
El astronauta de la ESA Jean-François Clervoy, barajó dos posibilidades como origen del problema: un fallo en la propulsión, tal vez por una carencia en el combustible, o una disfunción en el captor de navegación del cohete.
En declaraciones a la radio France Info, Clervoy trató de desdramatizar la situación al señalar que ya hubo "problemas similares en el pasado" y que el hecho de estar en una órbita no deseada no debe impedir a los dos satélites cumplir con su función, ya que dan información teniendo en cuenta dónde se encuentran ellos mismos.
A su juicio, el reajuste se puede hacer en cuestión de "unos días, unas semanas, unos meses". Jean-Yves Le Gall, en cambio, estimó que "será complicado" e hizo notar que en su órbita actual está por ver si podrán cumplir su misión. Una eventual elevación de la órbita tendría un coste y consumiría parte del combustible, limitando la vida útil de los satélites.