
Los mercados nunca lo ponen fácil. A finales de febrero las acciones mundiales recuperaron más de la mitad de lo que habían perdido entre el anterior máximo y el mínimo del 8 de febrero. Los expertos celebraron el rápido repunte y se felicitaron por no haber sucumbido al pánico. Sin embargo, el presidente Donald Trump anunció nuevos aranceles y volvió a cundir el nerviosismo. Las acciones registraron un nuevo mínimo el 26 de marzo, con una bajada del 8,3% respecto al 23 de enero. Durante ese mismo intervalo, el descenso de las acciones españolas superó el 10%. De momento, este fenómeno, aunque doloroso, parece una corrección normal alimentada por los sentimientos, no por un mercado bajista. Pero, incluso aunque esté equivocado, todavía es pronto para abandonar el barco.
Como dije en febrero, en los primeros meses los movimientos de los mercados bajistas normalmente son lentos y suaves. Las correcciones parecen mucho más brutales al principio, lo que lleva a los inversores a buscar sus causas. En esta ocasión son la inflación y los aranceles. En los mercados bajistas, normalmente vemos lo contrario. La primera caída es tan leve que los inversores se confían. En lugar de buscar motivos para ser pesimistas, racionalizan los factores negativos y justifican su terco optimismo. Mientras que los mercados alcistas deben superar un muro de preocupación, al principio los mercados bajistas se deslizan alegremente por una suave pendiente de esperanza.
Para no dejarme engañar por una corrección, sigo algunas reglas sobre los mercados bajistas. La primera es que si las primeras bajadas son mucho mayores a un 2% mensual, seguramente será una corrección. Los mercados bajistas caen de media aproximadamente un 2% mensual entre máximo y mínimo. En la actualidad, esta corrección es más o menos el doble de pronunciada. Si los promedios fuesen más suaves a partir de ahora, empezaría a parecerse más a un mercado bajista.
La regla número dos, por lo tanto, sería: nunca se deshaga de las acciones hasta que no pasen al menos tres meses desde el último máximo. Dado que este tuvo lugar el 23 de enero, hasta finales de abril no valoraría la opción de vender. De todas formas, tres meses es un plazo mínimo, no el momento de actuar. A veces, un mercado bajista no se deja ver hasta seis o incluso nueve meses después, ya que sus largos altibajos tardan en desarrollarse. Esto permite que se busquen minuciosamente las causas fundamentales que subyacen tras un mercado bajista. No aquellas que han provocado la caída de las acciones, sino las causas por las que deberían caer mucho más, las que solo algunos ven. Las más comunes son curvas de rendimiento invertidas, cambios en los derechos de propiedad, grandes incrementos en la oferta de acciones o la euforia generalizada.
Cualquier factor negativo que provoque un mercado bajista tiene que ser enorme -de billones de euros-. Esto es lo que cuesta provocar una recesión en una economía mundial de 65 billones de euros, que el FMI espera que crezca un 3,9% este año. Hasta ahora no veo factores negativos de esas dimensiones. Los aranceles del presidente Trump están lejos de serlo -se encuentran en el rango de los miles de millones. Es como arrojar piedrecillas en un lago: las consecuencias serán mínimas. Asimismo, los aranceles ya se han estudiado ampliamente y seguramente su efecto se ha reflejado ya en los precios. Siempre que no haya a partir de ahora nuevas medidas drásticas, no deberían ser un factor negativo. Los enormes riesgos que nadie prevé son la verdadera amenaza.
¿Qué ocurre si el retroceso continúa, parece más suave dentro de un par de meses y se hace realidad el gran batacazo? No se preocupe, mi regla de los dos tercios/un tercio indica que dispone de tiempo para salir antes de que llegue lo peor. Normalmente, los dos tercios de la caída en un mercado bajista tienen lugar durante el último tercio de su periodo de vigencia (medido en tiempo, no en tamaño). Este es el motivo por el que no debería empezar a preocuparse por el máximo demasiado pronto.
Por ejemplo, en el mercado bajista de 1973-1974, el S&P 500 necesitó 14 meses para perder su primer 14% (en dólares). Pero los siete meses siguientes fueron terribles, con un descenso de casi un 40% más. Ésta es la parte que queremos minimizar, si es posible.
Así que, por el momento, esté tranquilo. Tómese su tiempo y siga buscando señales de un mercado bajista -además de los signos típicos de las correcciones, como son las caídas rápidas y un ambiente poco optimista. Desde 1926, las acciones han experimentado muchas correcciones, pero solo 13 mercados bajistas. No se deje engañar por la volatilidad y se pierda el mercado alcista. Si los inversores siguen preocupándose por lo mismo de siempre, perfecto, es señal de que se trata de una corrección. Sin embargo, si las cosas empiezan a asemejarse a un mercado bajista, volveré a escribir para indicarle qué vender, qué comprar y qué mantener.