
Desde hace unos años, políticos de todo tipo de condición y región nos vienen dando la tabarra con la importancia del turismo chino, su enorme crecimiento, el altísimo gasto de cada uno de ellos y la necesidad de sustituir al turista de sol y playa de toda la vida, una especie anticuada, por otro nuevo, de origen oriental interesado en cultura y compras. Para justificar sus teorías nos ofrecen multitud de datos, algunos auténticos, otros simplemente erróneos. El Año Nuevo chino será clave para la crisis turística en Catalunya.
El primer dato que ofrecen es el del gasto de cada uno de ellos. En el seminario sobre turismo chino celebrado en la reciente Fitur se ofreció el dato, procedente de Global Blue de 2.800 euros sólo en compras, lo que implicaría un gasto total por viaje de cada chino de algo más de 5.000 euros. Es decir un gasto total de 2.500 millones de euros, que no aparecen en ninguna de las estadísticas.
El segundo es el del crecimiento exponencial de ese turismo que ya habría pasado de los 500.000 viajes este año. Algo que veo muy difícil, analizando simplemente los datos oficiales. El pasado año los consulados españoles en China expidieron 218.115 visados de todo tipo, un 14% más que el año anterior, según el MAEC. Misteriosamente esa cifra llegó hasta los 484.000, solo hasta noviembre, según el consejero de Turismo en Beijing en el mismo seminario, que precisa además que supone un 5,6% del total europeo. Los visados europeos serían, pues, 10 millones. Un despropósito.
Vayamos ahora al cómo vienen. La capacidad aérea total entre los dos países no llega a los 300.000 asientos, 25 rutas semanales en la segunda parte del año. Un factor de ocupación del 80% los reduce a 240.000. Como el mínimo de mix de pasaje que consideran las compañías es de 30-70, nos encontramos con que no más de 168.000 chinos han venido este año pasado en vuelo directo. Podemos sumar hasta otros 50.000 que llegan desde otros lugares de Europa y llegaríamos a los 220.000.
El dato estaría acorde con el que da Turespaña respecto a las pernoctaciones hoteleras, que es de 1.500.000, -que según este organismo representa un 80% del total- el resto irían a casas de amigos y familiares. Esto nos da una estancia media de seis y media noches, que parece realista. Si aceptáramos lo del medio millón, la estancia se reduciría a tres noches, lejos de lo que proclaman nuestras autoridades turísticas.
Cifras hinchadas
Así pues del medio millón que señala Turespaña, nada. Con los debidos márgenes de error estaríamos más bien en algo menos de la mitad. En todo caso, muy alejados de lo calculado en el Plan China, realizado en tiempos del ministro Miguel Sebastián y según el cual el pasado año deberíamos habernos aproximado a los 800.000.
Las cifras están hinchadas, pero lo mismo pasa en el resto de Europa. Con motivo de haber sido declarado 2018 como año del turismo China-UE se celebrarán varios fastos con dinero nuestro y ello ha dado pie al periódico digital Skift para estudiar el asunto a fondo y concluir que nuestro continente es el que peores resultados tiene en proporción a los activos culturales, la distancia y las conexiones aéreas.
¿Cuántos chinos vienen a Europa? Según algunos documentos preparatorios del año UE-China habrían venido 12 millones en 2015, mientras que otras fuentes señalan 5,5 millones en el 2017. Las cifras no salen ni de lejos. Y lo malo es que ni las autoridades chinas ni las europeas lo saben. Lo chinos inflan las cifras por motivos políticos y económicos, pero parece que los europeos las inflan aún más. Según la propia Comisión Europea, en 2016 se emitieron 2,11 millones de visados Schengen.
De nuevo, puede que algunos repitan y Skift se muestra dispuesta a incrementar la cifra total hasta algo más de los 3 millones al incluir al Reino Unido que no está en Schengen y la repetición. Esta cifra estaría acorde con la que hemos dado de los que vienen a España a la que le correspondería una cuota de mercado ligeramente superior al 6%. Aceptemos la realidad y miremos el lado positivo de un mercado que hace diez años no existía y que sin duda crecerá en los próximos años, pero que aún está lejos de las cifras que algunos nos quieren vender.