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Evolución y perspectivas de las exportaciones españolas

Foto: Archivo

El Ministerio de Economía ha publicado las cifras de la balanza comercial de enero-octubre de 2017. Las exportaciones aumentaron un 9,3% respecto al mismo período del año anterior, alcanzando los 229.801 millones, máximo histórico de la serie para el acumulado de este período. Las importaciones subieron un 11,3%, hasta los 250.873 millones. Como resultado, el déficit comercial alcanzó los 21.073 millones, un 39.9% superior al registrado en el mismo período de 2016.

Al mismo tiempo, el Banco de España ha publicado los resultados del tercer trimestre de la balanza corriente, que mide los ingresos y pagos al exterior por intercambio de mercancías, servicios, rentas y transferencias. Esta registro un superávit de 7.400 millones, un 8,6% menos que en el mismo período del año anterior.

Como ocurre en otros indicadores, estos datos admiten lecturas positivas y negativas. La positiva, centrándonos primero en la balanza comercial, es que es el tercer mejor saldo registrado en el acumulado de los 10 primeros meses desde 1998, solo superado en 2013 y 2016, y que las exportaciones registraron mejor evolución que las del conjunto de la zona euro y la UE. La negativa, que el déficit ha empeorado un 40% respecto al mismo período del año anterior y, sobre todo, que las importaciones crecen más que las exportaciones, lo que hace disminuir el superávit de la balanza corriente, que tenemos, fundamentalmente, gracias al turismo. Así se ha reflejado en los datos del Banco de España.

La demanda externa neta tuvo una aportación nula al crecimiento agregado en el tercer trimestre, frente a su contribución positiva de 0,3 puntos porcentuales en el trimestre anterior, y el saldo positivo de la balanza de pagos se situó, en el período acumulado de 12 meses que finalizó en septiembre, en el 2% del PIB (0,2 p.p. menos que en el conjunto de 2016). Superávit que es necesario mantener dado el tamaño de nuestra deuda externa bruta, una de los mayores del mundo (166% del PIB en el tercer trimestre).

El coste de esta deuda se ha reducido espectacularmente, pero esto se debe a que los tipos de interés se han reducido excepcionalmente, consecuencia de la política monetaria acomodaticia del BCE; de no haberse producido, hubiéramos tenido un problema grave.

El llamado teorema de Thomas es un principio fundamental en sociología por el que la realidad es, en sus consecuencias, lo que la gente piensa que es realidad. La coyuntura del sector exterior es un campo apropiado para aplicar ese postulado; desde hace años, en lo peor de la Gran Recesión, algunos miembros del Gobierno destacan el crecimiento de las exportaciones como señal inequívoca de un cambio en el modelo productivo. Apenas se menciona que entonces este cambio fue debido a la debilidad de la demanda interna.

Muchas empresas, incluidas nuevas pymes, hicieron el "milagro" de abrirse al exterior, contribuyendo a impulsar la recuperación posterior, pero fue más bien una cuestión de supervivencia. Hicieron un gran esfuerzo para que la contribución exterior al PIB fuera positiva durante la crisis. Pero no fue solo merced al crecimiento de las exportaciones sino, en mayor medida durante años, a la caída de las importaciones por la debilidad de la demanda nacional (INE, Contabilidad Nacional).

Posteriormente se ha podido mantener el ritmo gracias a la ganancia de competitividad-precio derivada de la devaluación salarial (continuada a partir de 2012 por la reforma laboral), pasando las exportaciones de bienes del 17% del PIB en 2010 al 24% a mediados de 2017 (Mº Comercio), aunque la cuantía de empleos vinculados a la exportación, un 9% según la Comisión Europea, es la tercera más baja de la UE (Alemania tiene un 20%). No es eso todo. El pesimismo es un rasgo intelectual que hay que cultivar para convertirlo en el "pesimismo creador" que se refería nuestro Nobel Ramón y Cajal como reacción a la "estulticia oficial". El gobierno debe ser más creativo para estar preparado para cuando, en un horizonte temporal no lejano, acabe la era de tipos de interés excepcionalmente bajos, cesen los conflictos en países receptores de turistas y suban los precios del petróleo; factores que impactarán negativamente en el altísimo nivel de la deuda externa bruta.

Las empresas han de ser creativas para incorporar valor añadido; el peso de las de alta tecnología es escasísimo y avanza lentamente debido a la escasa dotación de capital humano dedicado a la innovación. Ocupamos el puesto 49 entre 63 economías analizadas (IMD World Competitiveness Yearbook 2017).

Puede concluirse que la valoración que habitualmente se hace sobre el comportamiento en años recientes de las exportaciones es excesivamente optimista, quedando una gran tarea por delante.

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