Firmas

Miguel Ángel Blanco, un error rectificable de la alcaldesa de Madrid

  • Todavía puede colgar una pancarta en el Ayuntamiento sin anunciarlo
Una pancarta de Miguel Ángel Blanco en la sede del PP de Madrid. Foto: EFE

La sensibilidad de un dirigente político debe situarse siempre del lado del sentimiento de la mayoría de sus administrados. Cuando se pierde ese punto invisible de entendimiento de las emociones de la gente, si es que se ha gozado de él alguna vez, quienes están en el poder empiezan a perder la razón de ser de los cargos que ostentan.

Esa sensibilidad ha sido esgrimida en numerosas ocasiones por el gobierno municipal de Ahora Madrid con argumentos irrefutables que hacían imposible cualquier crítica. Nadie con un mínimo de humanidad puede cuestionar que un edificio público como el Palacio de Comunicaciones de Cibeles luzca desde hace ya casi dos años un mensaje a favor de la acogida a los refugiados que huyen de la guerra, sea siria, irakí o afgana. Nadie podría cuestionar que ese mismo espacio presuma de apoyo a la noble causa de la igualdad total para los homosexuales, un mensaje arcoiris al que todos nos hemos sumado en esta ciudad.

Pero el Ayuntamiento de las múltiples pancartas en la sede palaciega de Correos se ha negado a poner una tela más en su soporte arquitectónico. Esta vez no ha sido favorable el gobierno municipal a apoyar una causa noble, la que representa una de las víctimas de ETA considerada como un símbolo de la resistencia de un pueblo entero, el español, contra del crimen cobarde y continuado durante cuarenta años. El argumento de Manuela Carmena es poco explicable: no favorecer con ese homenaje al menosprecio del resto de las víctimas. Se ha equivocado la alcaldesa en esta apreciación, y aún está a tiempo de rectificar cuando todavía faltan unas horas para que se cumplan dos décadas del momento del asesinato de Miguel Angel Blanco.

Una inmensa mayoría de ciudadanos de la capital verían con alivio y emoción cómo el Ayuntamiento rectifica y sin anunciarlo, pudiera colgar esta misma tarde un cartel en memoria del mártir de la lucha rcontra el terror. Se sentirían orgullosos, y podrían rebatir cualquier análisis que considere a este gobierno local peor que los anteriores sólo comparando su color político. Un análisis tan desacertado como el que considera a Blanco una víctima poco propensa a ser homenajeada por las siglas a las que representaba.

Estos días de aniversario en el que revivimos lo ocurrido con aquel joven de Ermua son proclives a ese ejercicio de memoria que es recordar qué hacía cada uno de nosotros aquellos tres días trágicos. Eso ocurre solo con los acontecimientos realmente cruciales en la vida de un país o de una sociedad: ¿qué hacías tú mientras caían las Torres Gemelas, mientras cayó el Muro, el día que el hombre llegó a la Luna o aquella mañana horrible del 11-M?. Un Ayuntamiento puede no tener la iniciativa de recordarlo, pero sí tiene la obligación de responder a la demanda que en ese sentido se produzca. Como así ha sido.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky