
Dicen los norteamericanos: no noticias, buenas noticias (no news, good news). Por eso se oyen más los problemas de la vieja Bankia que los éxitos de la nueva.
El pasado día 9 estrené en el IESE el caso Bankia: respondiendo al reto (2012/2015); asistieron cerca de 400 alumni y parte de sus dirigentes. En su discusión hubo muchas preguntas, algunas para su presidente, José Ignacio Goirigolzarri.
La primera lección del debate es que el oficio de banquero no es sencillo; requiere experiencia y prudencia; conocimientos y actitudes; una larga carrera y un prestigio profesional. No es raro que en el ranking de líderes más reputados en la XVII edición de Merco figuren tres banqueros entre los diez primeros y la número 11 también lo sea. Al fin y al cabo, bajo su custodia se confían miles de millones de los ciudadanos.
Otra lección es que ese oficio requiere un liderazgo cercano a los empleados, clientes y mercados financieros. Liderazgo independiente, ajeno a presiones extrañas, especialmente políticas. Decir NO es parte del oficio. Profesionalidad, liderazgo e independencia que han convertido a Bankia en cinco años en una empresa con un Roe superior al 10%, excelente solvencia, empleados que han recuperado el orgullo de pertenencia, clientes con alto nivel de satisfacción y la vuelta al Ibex 35.
No obstante, como explico en mis clases, en la empresa el segundo cambio es complejo. La entidad está en una buena plataforma. Ahora toca aprovechar coyunturas bursátiles para privatizar bien y devolver a los españoles lo que invertimos en su rescate, ya que todos somos accionistas, directa o indirectamente.
Aunque, como dijo su presidente, esa es una decisión del accionista mayoritario: el Estado ¿Se dará esa coyuntura? Hay que esperar el buen momento. Pero ¡cuidado! en la oposición política hay quienes desean volver a la Banca Pública y eso ya sabemos a qué conduce: políticos en un oficio que desconocen.