
Nuevo episodio de crisis en Europa: la necesidad de capitalizar y sanear el portugués Caixa Geral de Depósitos. El mayor banco de Portugal lleva tiempo con problemas, con cinco años de pérdidas consecutivas, donde ha recibido ayudas gubernamentales. Las cifras son de 2.700 millones de euros más otra inyección vía convertibles, los famosos CoCos, por importe de 900 millones. Ahora 4.000 millones, el 2,2% del PIB.
Es un nuevo episodio en la historia bancaria de nuestros vecinos. Europa les impuso la venta de Banif, adquirido por Banco Santander, y el Gobierno luso perdió 3.000 millones, el 1,7% de PIB. Novo Banco, antiguo Espirito Santo, pendiente de su venta, reportará nuevamente cuantiosas pérdidas a los portugueses.
La economía portuguesa es de las más pequeñas de Europa, el PIB es algo menor de 180.000 millones de euros. En el aspecto bancario, la morosidad representa tan solo el 2% del total de mora europea, sin embargo a nivel nacional los bancos son un problema importantísimo, prácticamente un drama, pues miren las cifras anteriores.
Portugal fue uno de los países rescatados por Europa; hasta el año 2011 era una economía donde el Gobierno había incrementado enormemente el gasto público, con una forma de administrarlo y financiarlo tremendamente criticable. Esa política llevó a una enorme expansión de la deuda pública, actualmente en el 130% del PIB, mientras su prima de riesgo supera los 300 puntos básicos.
Las tres principales agencias de calificación crediticia sitúan a la república portuguesa como bono basura y solo la agencia de calificación DBRS mantiene su nota: BBB. Gracias a esta agencia las emisiones portuguesas se contemplan para las compras del BCE, ya que si no los problemas se incrementarían. No hay que descartar que DBRS les rebaje la clasificación, pues los problemas económicos en Portugal no dejan de crecer. No es solo su sistema bancario sino todo el cuadro macroeconómico. Atención al 21 de octubre, cuando DBRS anunciará su decisión sobre la deuda lusa.
Portugal fue rescatada en mayo de 2011 mediante un préstamo de 78.000 millones de euros. A cambio, el Gobierno portugués tuvo que llevar a cabo dolorosas medidas de recorte y estabilidad presupuestaria después de la derrochadora política económica, a cambio de las cuales Portugal fue recibiendo diferentes importes de las ayudas concedidas.
En mayo de 2014, tres años después, se completó el programa de rescate. Las duras medidas impuestas son muy parecidas a las establecidas a Irlanda, Chipre, Grecia y en menor medida a España. Como ha ocurrido con todos los países rescatados, una vez llevadas a cabo esas medidas el impulso en crecimiento y la disminución de las tasas de desempleo son esperanzadores, en algunos casos llamativos. Una salvedad entre los rescatados es Grecia, país gobernado por el populista Syriza y hermanado, al menos hasta hace poco, con Podemos. También Portugal comenzaba a presentar unos datos brillantes los ejercicios 2014 y 2015.
A finales de 2015 se celebraron elecciones en Portugal y debido a las piruetas políticas una coalición encabezada por el partido socialista y apoyada por el partido comunista y Bloco de Esquerda, este último partido hermano de nuestro Podemos, se hizo con el poder. Desde ese momento las cosas comenzaron a torcerse en Portugal.
La política económica y la política instaurada se ha enfrentado a las líneas marcadas desde Europa. Incluso a principio de este año, la Comisión llamó la atención al país pues las perspectivas macroeconómicas empeoraban. Desaceleración de la actividad económica, disminución del desempleo estancado, déficit público al alza, incremento de la deuda pública...
Por si todo esto fuera poco, uno de sus principales mercados para la exportación de sus productos, Angola, vive su crisis por la caída del precio del petróleo, complicando la situación portuguesa. El Gobierno de izquierdas, populista y antieuropeo luso ha venido revertiendo una serie de medidas tomadas para salir de la crisis. Elevación del salario profesional, subida de pensiones, eliminación de impuestos, fuerte aumento de ayudas sociales, medidas populistas con funcionarios... Todas son medidas populistas, todas contrarias el equilibrio presupuestario y al saneamiento.
Añadan a esas nefastas medidas el problema bancario, la posible rebaja del rating de DBRS, y alíñenlo con la caída de las exportaciones a Nigeria, su cuarto mercado en importancia; resultado: una bomba de relojería a punto de estallar otra vez a la sociedad portuguesa. Los inversores llevan tiempo abandonando el país.
Mientras, en España, Irlanda y Chipre los datos económicos los sitúan a la cabeza del crecimiento en Europa. Los datos españoles de PIB recién publicados nos hablan de cifras impresionantes en inversión, por cierto inversión es confianza. Curioso que salvo Grecia, con Syriza, y Portugal, con esa amalgama populista de izquierda, los países rescatados avanzan y avanzan gracias a la confianza que despiertan.
¿Pueden los adalides de las medidas populistas explicar lo que ocurre en Grecia y Portugal? Por supuesto: conspiración europea orquestada por Alemania, por la derecha. Jamás los populistas nos hablan de avanzar en la senda del crecimiento, de la creación de empresas y puestos de trabajo, de cuentas públicas saneadas, de lo posible económicamente y no de lo imposible. ¿Cuántos ejemplos más para que la opinión pública se de cuenta de lo que significa: "Estado, tú pagas"?