Firmas

'Solar Impulse' y ecotecnología

  • Ya se inició un movimiento para sustituir el petróleo por energías limpias

La etapa del viaje que el Solar Impulse II concluyó en Sevilla hace unos días, ha supuesto un acontecimiento que no debe considerarse baladí. Al contrario, tremendamente trascendente y esperanzador para nuestro planeta y por ende, para la humanidad.

El aterrizaje del ingenio recuerda al primer descenso del ya obsoleto, pero reutilizable Space Shuttle, recién iniciada la década de los ochenta tras su primer periplo orbital. Décadas antes, el hombre había pisado la Luna, condicionado por una capacidad de cálculo computacional muy inferior a la de cualquier smartphone de hoy en día. Es precisamente esta posición en la historia de la ciencia lo que da una idea de la relevancia del viaje del gigantesco velero, a una velocidad no superior a la de un escúter. ¿Antes no existía interés? o ¿el estado de la técnica no lo permitía?

En un mundo dominado por el petróleo y con infraestructuras diseñadas para la utilización de este combustible, los atentados con aviones comerciales secuestrados al WTC de Nueva York supusieron un punto de inflexión en relación a la dependencia energética, en la que los proveedores son los chicos malos en los estándares democráticos del modelo de nuestra sociedad occidental. Recordemos aquella frase de Thomas Friedman: "el precio del petróleo y la libertad avanzan siempre en direcciones opuestas".

Lo anterior, añadido a otras tendencias posteriores relacionadas con el respeto al medioambiente y que fueron encabezadas visiblemente por el Premio Nobel Al Gore y su estremecedor mensaje en un filme en relación al calentamiento global. Se activaba un movimiento sólido y potente en Estados Unidos encaminado a la sustitución del petróleo por alternativas energéticas viables más limpias. Se iniciaba en definitiva el largo adiós al petróleo en el que estamos inmersos, con precios del barril impensablemente bajos.

Por su parte la industria japonesa, ha tenido una nefasta experiencia en la opción nuclear, ya intuida en aquel fatídico vuelo del Enola Gay, y materializada en el reciente desastre de Fukushima. Japón, sin embargo, viene apostando muy acertadamente por alternativas energéticas en la movilidad, liderando comercialmente la implantación de la tecnología híbrida y adelantándose a la conciencia social de la magnitud del problema de las emisiones, con unos excelentes resultados, materializado en un cambio de modelo en la industria automovilística global. Recientemente, ha quedado reforzada esta apuesta con la producción en serie de vehículos cuya única fuente de energía es el hidrógeno, inocuo e inagotable.

Resulta asimismo axiomático que las nuevas tecnologías y la transformación digital en la exponencialidad sin precedentes observada por Gordon Moore, supone una disrupción de los patrones lineales clásicos de desarrollo de la técnica. Nos será este aspecto muy positivo desde la perspectiva de la sostenibilidad ecológica. A modo de ejemplo, la conectividad en el internet de las cosas junto a la generación y tratamiento del big data, nos facilitará información nueva y muy valiosa desde una perspectiva de evaluación medioambiental con importantes cambios en el corto plazo, y replanteamiento de máximas, gracias todo ello a la nueva era de inteligencia artificial que apenas se está iniciando.

A lo anterior, debemos añadir otro medidor positivo, y es que somos cada vez más conscientes del impacto medioambiental en la conducta de cada individuo. Así, consideramos reprochable no atender a nuevos estándares ecológicos socialmente exigibles a los que antes no prestábamos la mínima importancia.

La obra maestra de ingeniería que por primera vez en la historia ha cruzado el Atlántico, lo ha hecho sin una gota de combustible. Los motores han funcionado de día y de noche, desafiando las limitaciones químicas de almacenamiento de las baterías cuando el sol ya no estaba en el cielo. Cientos de aeronaves comerciales realizan trayectos similares a diario, pero consumiendo en el equivalente unas 70 toneladas de combustible. Un precio alto e insostenible económica y temporalmente en la democratización de lo que eran lujos y en una perspectiva de sobrepoblación.

Esto es lo que hace que este vuelo sea pionero e histórico y distinto al de todos los demás, como lo fue el de aquel transbordador Columbia. Compartían el desafío de superación humana, pero esta vez más enfocado a la supervivencia, con las nuevas tecnologías como el gran aliado en el proceso de cambio que se impone. ¿Sabremos aprovechar el impulso?

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky