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Cinco cisnes negros que podrían sacudir los mercados en 2016

Hay muchas cosas que más o menos sabemos que ocurrirán en 2016. La Reserva Federal dará muchos discursos sobre la subida sucesiva de tipos de interés, para después dejarlos tal como están. Alguna que otra petrolera se hundirá. Grecia estará a punto de abandonar el euro y la rescatarán en el último momento. Los inversores que se plantean los doce meses que vienen dan todo eso prácticamente por hecho.

Pero ¿cuáles son los posibles cisnes negros, es decir, los sucesos que nadie prevé todavía pero que podrían sacudir los mercados en los doce próximos meses? Casi todos los años surge uno o dos. Muy pocos adivinaron que el precio del petróleo se hundiría tan estrepitosamente este año o que China se embarcaría en una euforia de compra de acciones para después derrumbarse. El año 2016 no será distinto. Por definición, lo imprevisible no es fácil de predecir, aunque con ese impedimento en mente, estos son los cinco posibles cisnes negros que merece la pena tener en cuenta.

Uno: se retrasa el iPhone 7. El próximo teléfono Apple (el 7 y 7 Plus) se espera que se presente en septiembre. Los lanzamientos de productos Apple llegan con la fiabilidad de las estaciones, por lo que es fácil olvidar que, al contrario que la meteorología, existe un elemento humano. También se puede olvidar hasta qué punto los mercados dependen de Apple, la mayor empresa del mundo, y cuánto depende Apple, a su vez, de su monstruosa división telefónica.

En sí misma, la empresa tiene un valor de más de 600.000 millones de dólares y los negocios satélites que suministran software y hardware valen todavía más. Sin embargo, los fallos en el diseño o un retraso en la producción en China podrían aplazar el lanzamiento. O el mero hecho de que cada vez es más difícil pensar cosas originales que puedan añadir algo todos los años a un dispositivo ya de por sí muy bueno.

Un atraso podría ser catastrófico para los mercados porque los teléfonos nuevos son los que impulsan los beneficios de Apple. Peor aún, perjudicaría al sector tecnológico entero, una de las pocas cosas que todavía sostienen a los mercados. Cuesta pensar en un único acontecimiento (sin contar quizá el asesinato de un presidente de Estados Unidos) que pudiese golpear a los mercados con más fuerza.

Dos: se agota un fondo soberano. En su conjunto, los fondos soberanos han acumulado una cantidad que se calcula en 4,3 billones de dólares de activos. ¿De dónde viene casi todo? Del petróleo. ¿Y qué le ha pasado al precio del petróleo? Que se ha hundido. El sentido de un fondo es apartar dinero para los días de lluvia y los días de lluvia han llegado.

Parece que algunos necesitarán recuperar su dinero. Por ejemplo, Arabia Saudí ha empezado a recortar gasto público para equilibrar los libros pero echar mano al fondo será mucho más fácil que recortar salarios y prestaciones. Si añadimos el hecho de que muchos fondos han invertido en bienes muy especializados (e ilíquidos), podríamos estar perfectamente hablando del próximo accidente en ciernes en el sistema financiero global este año. Como mínimo, una oleada de ventas golpearía a los mercados con mucha dureza.

Tres: Mario Draghi dimite. El presidente del BCE solucionó la crisis del euro casi por su cuenta con sus promesas de imprimir dinero sin límites para salvar a cualquier país de la zona euro que estuviese en apuros. Desde entonces, los mercados de bonos han estado tranquilos y Draghi es, de lejos, el banquero central más respetado por los agentes. Su mandato se extiende hasta 2019 pero nadie está seguro en un puesto como el suyo.

Si el primer ministro italiano Matteo Renzi perdiese el poder (se acerca a su segundo aniversario y eso es mucho tiempo en la política italiana), podrían recurrir a Draghi para salir del embrollo. O tal vez se canse de las luchas internas políticas en Fráncfort (la vacante de director gerente del FMI que saldrá este verano podría ser tentadora para un hombre de su calibre).

¿Qué pasaría si se va? Los alemanes casi seguramente insistirán en que es su turno de asumir la presidencia del BCE y con un defensor de línea dura del Bundesbank al mando, la crisis del euro regresaría por todo lo alto.

Cuatro: se hunde un unicornio. Airbnb, Uber y compañía puede que justifiquen sus tasaciones astronómicas... tal vez. Pero hay otros 'unicornios' (empresas nuevas valoradas en más de mil millones de dólares) muy endebles por ahí. En total, son 145 y están valoradas en un total de 500.000 millones de dólares.

¿Alguien cree sinceramente que todas sean ni siquiera negocios viables y mucho menos que valgan mil millones de dólares? Seguro que más de una se hundirá y enviará ondas de choque por los mercados que hayan creído demasiado en el bombo de la capacidad de nuevas empresas para sacudir a sectores enteros con un par de aplicaciones de moda.

Cinco: reina la paz en Siria. El precio del petróleo ya se ha hundido drásticamente, ante un telón de guerra civil en el corazón de Oriente Medio, que suele implicar un precio más alto.

Ahora mismo no parece haber mucha esperanza de un resultado favorable para la región, pero ¿qué ocurriría si al presidente sirio Assad le retiraran de la escena, voluntariamente o, con más probabilidad, a la fuerza? Al Estado Islámico podría derrotársele muy pronto con fuerzas combinadas rusas, locales y occidentales. Podría restaurarse el orden y llegaría mucho más petróleo al mercado de una región devastada por la guerra como es ahora el norte de Irak.

Si al EI se le echase de Libia después, también podría bombearse más petróleo. El resultado sería que el petróleo podría caer hasta 10 dólares/barril. No hace falta haberse leído a Tolstoi en navidades para acordarse de que la paz puede ser tan desestabilizadora como la guerra, sobre todo si es imprevista.

Por supuesto, podría no ocurrir nada de eso, aunque siempre es un suceso fuera de todos los radares lo que provoca verdaderos trastornos en los mercados, y los cinco anteriores son posibles candidatos.

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