Firmas

Falsos autónomos: trabajadores atrapados en una cárcel laboral y abandonados por el Gobierno

  • Al Ejecutivo no le interesa que afloren para evitar que suba la tasa de paro

Hay que diferenciar entre el 'Trade' o trabajador autónomo económicamente dependiente, que es una figura perfectamente legal, y el falso autónomo, un puesto totalmente ilegal y asociado a la precariedad y la esclavitud laboral.

Los Trade son aquellos trabajadores por cuenta propia que emiten para una única empresa o cliente, como mínimo, el 75% de su facturación. Aunque no dependen ni funcional ni jurídicamente de dicha empresa o cliente.

Sin embargo, el falso autónomos es un trabajador por cuenta propia que trabaja ilegalmente para una empresa y, además, en peores condiciones que el resto de empleados, pues debe abonar las cuotas a la Seguridad Social él mismo. Así, carece de los derechos del resto de compañeros.

Eso supone que, por ejemplo, los falsos autónomos no tienen derecho a indemnización por despido, ni prestación por desempleo. Además, no están protegidos por convenios ni cubiertos por el Fogasa. Tampoco disponen de días de asuntos propios, ni tienen vacaciones retribuidas, ni tienen dietas, ni bonus...

Por si fuera poco, los falsos autónomos no disfrutan de las ventajas habituales de los trabajadores por cuenta propia, como la flexibilidad, al estar sujeto a las condiciones de la empresa que le tiene "contratado".

Ventaja para las empresas

La ventaja para las compañías de recurrir a este tipo de contratos es evidente: los costes laborales se reducen ostensiblemente, sobre todo al no tener que hacer frente al pago de las cotizaciones sociales, logrando una mayor rentabilidad y competitividad.

Sin embargo, es cínico culpabilizar a la empresa por recurrir a esta figura y precarizar al trabajador, pues aunque hay empresas que sí que abusan, otras solo tratan de sobrevivir al parasitismo del Estado, por lo que recurren a estas fórmulas y a otras parecidas. Muchas ni siquiera puede asumir la contratación de nuevos empleados por los altos costes laborales, además de la elevada presión fiscal, la falta de libertad económica...

En el caso del trabajador, en la mayoría de ocasiones no le queda más remedio que rebajarse y aceptar este tipo de ofertas, pues la atlternativa en la España de la corrupción y el capitalismo de amiguetes es el paro. La supervivencia económica le obliga a convertirse en falso autónomo.

¿Y el Gobierno qué piensa de este fraude? ¿Está interesado en que afloren los falsos autónomos? Las inspecciones de trabajo recientes han permitido sacar a la luz un número ridículo de falsos autónomos, para que parezca que el Ejecutivo lucha contra esta variedad de fraude. La realidad es que al Gobierno no le interesa luchar contra esta figura, pues cuantos más falsos autónomos haya menos paro contabilizará la EPA.

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