Desde hace unos pocos meses venimos asistiendo a un lento goteo de datos positivos sobre una lenta recuperación en el sector inmobiliario español. Tras más de siete años de quizás la mayor y más compleja crisis conocida en muchas décadas, no resulta poco.
El comportamiento del sector y sus agentes, tras este período, será muy diferente a lo que hemos conocido en años anteriores. A nuevos tiempos, nuevos productos, nuevas condiciones y necesidades de financiación y, en definitiva, un nuevo entorno económico al que las empresas habrán de adaptarse. Y también nuevas oportunidades.
Uno de los denominadores comunes que mayor unanimidad están despertando, es el de la rehabilitación como factor clave del futuro dinamismo del sector.
La promoción inmobiliaria dedicada a la rehabilitación en los últimos años, y particularmente en las dos ciudades españoles más importantes como Madrid y Barcelona, ha sido poca y no se le ha dedicado la atención que merecía.
La actividad de rehabilitación de viviendas supone el 17% del total del sector de la construcción en España, frente al 28% de la media de la UE. En el caso de Alemania o de Italia, este porcentaje se dispara hasta el 40% y 31%, respectivamente.
Hoy, sólo en Madrid, el 75% de las edificaciones son anteriores a la década de los ochenta, un parque que ha envejecido aún más durante la crisis. La capital ha visto como su patrimonio inmobiliario se ha empobrecido, proyectos que se paralizaron, edificios que se han dejado abandonar, barrios y espacios céntricos que se han degradado.
La rehabilitación tiene ante sí, hoy, una oportunidad única de convertirse en el protagonista destacado del sector si se resuelven algunos de sus problemas estructurales no resueltos, como la lentitud en la toma de decisiones por parte de las administraciones, la mejora de la colaboración público-privada, la colaboración de las entidades financieras y una mayor coordinación en materia de fiscalidad entre la Administración central del Estado y las Comunidades Autónomas, en materia de IVA e Impuesto de Transmisiones Patrimoniales.
El objetivo, convertir a la rehabilitación en España en un auténtico motor de desarrollo del sector inmobiliario es, naturalmente, tarea de todos los protagonistas del sector. Y también de un cambio de mentalidad en la sociedad en su conjunto.
Para ello, entre otras cosas, todos los actores como promotores, administración, arquitectos, bancos, deberíamos compartir y manejar un mismo criterio. Demasiado a menudo existe la impresión de que no existe uno lo suficientemente amplio y claro que nos incluya a todos: promotores, financiación, administración, arquitectos...
La rehabilitación de un solo edificio produce a menudo, en áreas degradadas, una auténtica regeneración de éstas. Un objetivo ambicioso sería el de abordar, pues, no sólo la rehabilitación de edificios, sino la de barrios enteros.
Los beneficios económicos para la actividad turística en las grandes ciudades, sociales como la urgente y necesaria creación de puestos de trabajo, y de bienestar en el mantenimiento y recuperación de nuestro patrimonio cultural, es innegable.
Pocas actividades como la rehabilitación, proporcionan hoy en día beneficios tan diversos y de tan claro retorno, desde perspectivas tan diferentes. Y se trata de una actividad sostenida en el medio y largo plazo, menos influenciable a los cambios de ciclo económico y con mayor grado de aceptación, cuando se hace bien, por parte de los ciudadanos.
Recuperar nuestras ciudades y disfrutar de nuestro patrimonio histórico es tarea de todos.
Bruno Rabassa, Vicepresidente Ejecutivo de Grupo Petrus.