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El momento de la verdad

El futuro pasa por la creación de grupos internacionales que compiten en mercados globales.

En los últimos meses, la estructura empresarial de las telecomunicaciones españolas está experimentado impactantes movimientos: en primavera, Vodafone adquirió Ono por 7.500 millones de euros, y en los últimos días, Orange ha presentado una oferta de adquisición de Jazztel por 3.400 millones de euros.

De tener cinco competidores relevantes, pasamos a tener tres sólidos competidores globales, con cuotas de mercado cada vez más equiparables. Por ejemplo, en líneas de banda ancha, Orange pasaría a tener una cuota del 26 por ciento, Vodafone un 21 por ciento y Telefónica dispondría de un 47 por ciento. Los emprendedores promotores de Jazztel y Ono han obtenido importantes plusvalías, resultado del proceso de descubrimiento del mercado, tras años de elevadas inversiones y de correr con riesgos de negocio y con posibilidades de fracaso, junto a un buen hacer comercial y operativo.

Vodafone y Orange han adquirido no sólo nuevos clientes, sino también potentes redes y acuerdos de despliegue de las mismas. Ono desplegó la más potente, extensa -y casi única- red fija propia alternativa a la de Telefónica, que ahora permite a Vodafone ofrecer servicios de ultra banda ancha equiparables a los servicios ofertados por Telefónica. Jazztel destaca por su apuesta comercial por la calidad, con un relevante número de clientes de banda ancha, y dispone de una buena cobertura en su red fija conectada a la red de Telefónica y de acuerdos de despliegue compartido de redes de fibra óptica hasta los hogares suscritos con Telefónica.

Las sinergias futuras asociadas a estas adquisiciones se estiman en 2.000 millones de euros por Vodafone y en 1.300 millones por Orange, en forma de ahorro de costes, lo que proporciona soporte a otro de los racionales de las adquisiciones.

Ono y Jazztel eran fuertes en el negocio de banda ancha y telefonía fija, pero eran más débiles en el mercado móvil, al no poseer redes móviles propias y tener que alquilarlas a otros operadores móviles. Esto les restaba competitividad.

En efecto, actualmente, en el mercado se compite mediante ofertas combinadas de triple o cuádruple play, de telefonía fija, móvil, Internet y TV, que ofrecen ventajas tanto para el consumidor -ahorros- como para el operador, en forma de reducción de gastos de captación y fidelización, o disminución de la tasa de abandono de clientes.

Los protagonistas del sector español de las telecomunicaciones pasan a ser tres de los principales grupos multinacionales que existen a nivel mundial, Orange, Vodafone y Telefónica. Esta es una de las macro tendencias del sector: la consolidación mundial del sector, esto es, la creación de grupos internacionales que compiten a escala global.

En las multinacionales, el negocio se supervisa mediante la gestión local de las operaciones en los diferentes países, se busca generar, a nivel de grupo, crecimiento de los ingresos, reducción de costes y acceso a financiación. Esta gestión global del negocio resulta inalcanzable para operadores de escala nacional, como lo eran Ono y Jazztel, y eso explica en parte la operación.

La existencia de tres redes de ultra banda ancha en competencia en la mayor parte de las poblaciones españolas de cierta entidad (50 mil habitantes) será probable si se cumplen los planes anunciados: Vodafone y Orange están realizando un despliegue conjunto de fibra para 3 millones de hogares; Vodafone dispone con la red de Ono de hasta 7 millones de accesos; Orange dispone de 3 millones de accesos con la red de fibra de Jazztel, fruto del despliegue conjunto de ésta con Telefónica, además de un acuerdo con Vodafone para el acceso a la red de Ono.

Alguien podría preguntarse si esta probable situación futura pudiese afectar a la competencia. En mi opinión, no va a afectar negativamente, todo lo contrario, existen notables oportunidades para evolucionar hacia un mercado en verdadera competencia, con una menor regulación, con operadores fuertes y eficientes, cada una dotado de su propia red de ultra banda ancha fija o móvil, que innovan y compiten en base a servicios diferenciados, generando con ello importantes beneficios a los consumidores. En EEUU encontramos una situación similar a esta: fuertes operadores, como AT&T y Verizon, compiten con redes propias, con apenas regulación. No obstante, los indicadores de penetración de redes de fibra y 4G en los EEUU están muy por encima de los de los países europeos, lo que invita a la reflexión del rol de la regulación.

Mientras tanto, la gran batalla de la información se celebra entre un reducido número de gigantes mundiales de Internet como Google, Apple, Microsoft, o Facebook. Frente a quedarse como meros proveedores de conectividad, las Telco deben posicionarse para ocupar un papel relevante en la innovación digital, en campos como la distribución de contenidos, o los medios de pago a través del móvil. Efectivamente, la innovación tecnológica en el sector financiero también es una oportunidad para que las Telco exploten su escala global, la seguridad de sus sistemas y su enorme base de clientes.

Por ello, pensamos que es el momento de la verdad para las telecomunicaciones españolas, para que los operadores focalicen su atención en el puro negocio y miren también más allá, hacia el mundo Internet.

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