Tachar de austeros unos presupuestos que siguen acumulando déficit, no deja de ser una incoherencia lingüística.
Como no puede ser de otra manera, las nuevas cuentas del Gobierno de España se ven condicionadas por la situación macroeconómica. La cruz: los insoportables niveles de paro, deuda y déficit. La cara: la caída de la prima de riesgo que reduce significativamente nuestro coste de financiación. El problema de todos los presupuestos es que son cálculos, supuestos, suposiciones. El cómputo anticipado de unos gastos a los que hay que hacer frente y los ingresos previstos para satisfacerlos. Tachar de austeros unos presupuestos que siguen acumulando déficit, no deja de ser una incoherencia lingüística. Recemos por ese crecimiento esperado del 0,7 por ciento en 2014.
La cuestión ya no es si van a producirse nuevos recortes. Está en entredicho el cambio de modelo. Debemos realizar un análisis cualitativo. Si nuestro tejido productivo se ha visto reducido, parece lógico pensar que también adelgace nuestra administración pública. Pero, ¿esta dieta debe aplicarse sin más? ¿La solución a la obesidad es dejar de comer y perecer por inanición o tomar hábitos saludables y hacer ejercicio? ¿Es justo, congelar otro año más el salario a los empleados públicos sin ninguna contraprestación a cambio? Se me ocurren: flexibilidad horaria, reducción de jornada, más conciliación, teletrabajo? ¿Es coherente el "café con leche para todos"? Las implicaciones y motivaciones difieren según sus diferentes responsabilidades y situaciones. Eso por no hablar de los sufridos interinos, el eslabón más débil de la administración pública y sobre quienes más cobardemente recaen los rigores presupuestarios.
Está en entredicho también el papel de numerosas entidades públicas o semipúblicas: empresas, centros logísticos, polígonos empresariales, institutos de estudios y órganos consultivos que sirven de acomodo de familiares y amigos. La inversión pública en I+D+i crece por primera vez desde que comenzó la crisis. Pero, ¿de qué I+D+i estamos hablando? ¿Cualquiera tiene cabida aquí? ¿Se podría primar aquella que directa o indirectamente tuviera más incidencia en la creación de empleo? Por lo menos ya no se invierte en nuevas infraestructuras vacías y estériles y solo se dedicará a evitar su deterioro. ¿Es necesario? Algunas sería mejor cerrarlas. Para siempre.