En marzo, el paro registrado bajó en 5.000 personas. El Gobierno se congratulaba y la oposición criticaba la reforma laboral porque el desempleo subió a lo largo del año hasta cinco millones. ¿Quién tiene razón?
La bajada del paro en primavera es esperable. En los últimos años las curvas de paro registrado han tenido el mismo comportamiento: estacional. El primer trimestre del año es la punta más alta, en primavera/verano baja por el tirón del turismo, las faenas agrícolas y un repunte de la construcción por el buen tiempo. Vuelve a subir a partir de verano. Así que, normalmente, veremos disminuciones de desempleo registrado hasta agosto. La clave para saber si la economía empieza a remontar es octubre. En ese mes los últimos años más de 100.000 personas entraron en las listas de los Servicios Públicos de Empleo (ironía de nombre). Si este año se produce lo mismo será que la creación de empleo sigue parada. Si, por contra, esa cifra es mucho menor, la conclusión será que empieza la recuperación.
Por tanto, Gobierno y oposición, sindicatos y patronal mejor que no se enzarcen en discusiones sobre estos números hasta octubre. Hay que alegrarse de los descensos del desempleo. Eso indica que algunas personas más tienen trabajo y eso es bueno. Pero sacar conclusiones definitivas de aquí a invierno es un ejercicio inútil. Inútil discutir si la reforma laboral es la causante del desempleo o no; inútil echar la culpa a las políticas del Gobierno o que éste alardee de éxitos. Lo importante ahora es tomar medidas para que en octubre no se repita la cadencia de estos últimos años. Crear expectativas positivas que animen a los empresarios y autónomos a emplear, animar a los bancos a que circule el crédito (elemento necesario) y recobrar la confianza de los españoles en su clase dirigente. Trabajo en el que los pactos de Estado deberían ser el instrumento de trabajo. Los emplazo para octubre.
J. R. Pin Arboledas, profesor del IESE.
