El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha explicado hoy que las entidades que pidan ayuda pública deberán presentar un plan de reestructuración y posiblemente tendrán que sacar de sus balances los activos problemáticos. El rescate bancario: cinco años de carencia y quince más para pagar los 100.000 millones.
En la Comisión de Economía del Congreso, De Guindos ha explicado que el Gobierno está empezando a negociar las condiciones que se van a exigir al sector financiero para recibir la ayuda de 100.000 millones que ha puesto a su disposición la Unión Europea.
En primer lugar, ha señalado que las entidades que reciban los fondos tendrán que cumplir una serie de condiciones, "que incluirán, entre otras cosas, la presentación de un plan para la restructuración ordenada de las entidades". Según ha explicado, "este plan no supone ninguna novedad, pues se viene exigiendo a aquellas entidades a las que el FROB presta ayuda".
En segundo lugar, el ministro de Economía ha apuntado unas "condiciones horizontales para el conjunto del sector financiero, que perseguirán fortalecerlo y corregir las vulnerabilidades existentes".
Y, por último, De Guindos ha hablado de "medidas adicionales que podrán consistir en la segregación del balance de aquellos activos clasificados como problemáticos para las entidades que reciban apoyo público".
En este sentido, el ministro ha explicado que "la Comisión ha adelantado su preferencia por exigir a las entidades la segregación de los activos no problemáticos de los problemáticos, a fin de facilitar la transferencia de estos últimos fuera de balance".
Sin condiciones para España
De Guindos ha insistido, como ya lo han hecho otras muchas veces otros miembros del Gobierno, que no habrá exigencias económicas adicionales para España por la ayuda a la banca.
"Puesto que los fondos se pedirán para atender exclusivamente las necesidades del sector financiero, la condicionalidad, tras acordarse así en la reunión del Eurogrupo, sólo será específica para el sector financiero. Es decir, la ayuda no se vinculará a un programa de ajuste macroeconómico, como ha ocurrido en el caso de otros países de la zona euro, ni habrá nuevas condiciones de política fiscal, ni tampoco de reformas estructurales", ha asegurado el ministro.
Estas últimas afirmaciones chocan una vez más con lo expresado por la Comisión Europea en varias ocasiones. Sin ir más lejos el comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, señaló ayer que el rescate bancario solicitado por España supondrá, "se diga o no se diga", que se van a aplicar los mecanismos de vigilancia económica de la Unión Europea "con más atención" que sobre los países que no han pedido ayuda a sus socios.
"Los méritos del Gobierno"
La ayuda europea es para De Guindos una muestra de que el Gobierno "cuenta con el apoyo de Europa y de los principales líderes del mundo". Ha presumido de que "la disponibilidad de financiación europea ha sido posible gracias a que se han realizado reformas de calado y un esfuerzo de transparencia sin precedentes".
El ministro ha gariantizado que, en cualquier caso, el rescate servirá para sanear el sistema financiero español, recuperar la confianza y lograr que fluya el crédito.