
El biometano es un gas poco desarrollado en España pero con un gran potencial. La posibilidad de inyectarlo en la red de gas, su uso en la industria y como combustible para vehículos, abre la posibilidad, según los expertos, de distribuir y consumir un gas renovable y de producción autóctona, convirtiéndose en una de las mejores soluciones para reducir la dependencia energética del exterior e impulsar una economía circular más baja en carbono.
El parón en la construcción de nuevas plantas de biogás como consecuencia de la moratoria renovable en 2012, dejó por el camino infinidad de proyectos que están esperando la aprobación de una normativa clara y un régimen económico adecuado -tal y como sucede en otros países de Europa-, para arrancar de nuevo. El número de plantas de biogás en nuestro país no supera actualmente las 150, de las que aproximadamente un centenar producen biogás a partir de los restos biológicos de las depuradoras de aguas residuales y vertederos y el resto aprovechan los residuos de instalaciones agroganaderas, urbanas e industriales. De hecho, muchos de los proyectos que quedaron congelados podrían reconvertirse para hacer biometano.
Mientras llega el posible cambio regulatorio, la empresa AGF Ingeniería de Procesos ha anunciado la buena marcha de las obras de construcción de la que será "la primera planta industrial de biometano comprimido en España".Biometagás La Galera, que se ubicará en Tarragona, producirá al menos 375 metros cúbicos hora de metano -el equivalente a una potencia eléctrica de 1,5 megavatios-, procesará entre 100 y 120 toneladas diarias de residuos orgánicos de distinta procedencia y espera generar unas 3.000 toneladas al año de biometano comprimido que se destinará a gas vehicular para transporte.
Su director general, Francisco Guzmán, lleva varios años intentando sacar adelante un proyecto que "sea rentable sin primas y esperamos poder demostrarlo con esta planta", ha señalado a nuestra publicación. Se estima que la instalación estará concluida y lista para arrancar en el primer trimestre de 2019. Contará con una inversión aproximada de unos cinco millones de euros, que podrían llegar a amortizarse en un periodo máximo de tres años.Biometagás La Galera es el promotor de la planta. Está integrado por un número importante de socios -algunos de ellos cooperativas- y el proyecto está teniendo mucha repercusión a nivel social.
Asimismo, se han alcanzado acuerdos con gestores de residuos de la zona que van a poner su flota de camiones para abastecer las toneladas diarias de lodos y residuos orgánicos que llegarán a la planta.El diseño actual de la planta, "se basa en una readaptación de una licencia de 2011 de una planta de biogás para producir 500 kilovatios para el vertido de electricidad, de manera que hemos tenido que modificar notablemente el proyecto", explica Guzmán. La construcción de esta instalación, que comenzó en agosto del año pasado, se encuentra en una fase avanzada, habiéndose ejecutado más del 60 por ciento de la obra civil.
Qué hacer para lograr rentabilidad
En breve comenzarán los trabajos para la instalación de los equipos y la parte mecánica. Para conseguir que la planta sea rentable, la empresa se ha centrado en tres puntos: "mejorar el proceso y hacerlo más eficiente reduciendo sustancialmente el volumen de la planta, mejorar las capacidades de ingeniería aportando nuestra propia tecnología para evitar la adquisición de los equipos a terceros, difíciles de armonizar en el conjunto, y darle más valor al gas atendiendo a sectores más rentables y reduciendo los costes", señala el representante de AGF.
El resultado final es "un nuevo modelo de negocio más abierto", que consiste en producir el gas, limpiarlo, comprimirlo en botellas y distribuir este combustible renovable a los consumidores finales para su uso en flotas de vehículos gracias al acuerdo alcanzado por Biometagás La Galera, "aunque este biometano también tiene otras posibilidades, sobre todo en zonas aisladas", añade Guzmán.
Tecnología propia para conseguir rentabilidadPor un lado, afirma el director general de AGF, "vamos a suministrar nuestra tecnología de plantas de nitrificación-desnitrificación para reducir el contenido en nitrógeno amoniacal de los purines que entren en la planta de biogás". Además de los residuos orgánicos procedentes, principalmente, de la industria alimentaria, se van a procesar unas 7.000 toneladas de alperujo que ya tienen almacenadas. Una vez producido el biogás hay que separar el metano del CO2. Para llevar a cabo este proceso, AGF ha creado su propia planta de enriquecimiento.
A diferencia de lo que sucede normalmente en Europa -señala Guzmán-, donde las plantas se alimentan siempre con la misma materia prima y generan un gas con muy poca variación de composición, en España no es así. "Los residuos con los que se alimenta a las plantas varían de un día para otro y esto repercute en la calidad del gas.
Depende del tipo de residuo que se procese y de su composición variable la calidad del gas se verá afectada. En esta línea, la empresa ha desarrollado dos tecnologías para hacer que la planta sea capaz de adaptarse a las modificaciones del metano y el CO2: la tecnología de separación por membranas y la tecnología por absorción sin reacción química en agua. "Finalmente nos hemos decantado por ésta última, que consiste, básicamente, en separar el CO2 del metano gracias a su distinta solubilidad en agua. Jugando con los caudales, las presiones y las temperaturas, podemos hacer que la planta absorba más o menos CO2 y que se vaya adaptando a la entrada que tenga desde la planta de biogás", explica Guzmán.
El tercer problema con el que se encontraron era el de la compresión, tanto a nivel técnico como económico. Según el director general de AGF Ingeniería, todos los compresores que hay en el mercado "están pensados para comprimir gas que vienen de un gasoducto o de grandes depósitos y trabajan con un rango de presión de entrada muy estrecho, mientras que el gas que se va a comprimir en esta instalación es el que está saliendo a tiempo real de la planta de enriquecimiento. Si el compresor comprime más de lo que sale de la planta, se nos cae la presión y el compresor se para".
Para evitarlo, integrarán la compresión con el enriquecimiento mediante el suministro del centro de compresión a alta presión para el transporte de gas comprimido.Además de Biometagás La Galera, AGF se ha marcado como objetivo hacer varias plantas más de biometano comprimido en España, participando en el emprendimiento y la propiedad, y convertirse en productores de gas. A día de hoy incluso tienen empresas interesadas en la compra del biometano.
AGF también ha participado en varios proyectos en Reino Unido donde han inyectado biometano en la red de gas natural, una opción que decidieron desechar en España al no ser rentable. De hecho, en nuestro país solo hay una planta -la de Valdemingómez- que esté inyectando biometano a la red de gas, en la que se tratan más de 1,2 millones de toneladas de los residuos urbanos que se generan en Madrid. Pero estos no son los únicos proyectos de biogás que la empresa ha desarrollado en nuestro país. De hecho, en noviembre del año pasado entró en operación la planta de biogás que AGF ha construido para Biogasnalia en Burgos.
Ubicada en el Polígono Industrial de Villalonquéjar, tenía un reto añadido: diseñar una planta capaz de hacer frente a cambios diarios de alimentación trabajando con altas cargas de nitrógeno y de lípidos. Dada la importante rentabilidad que esta planta está suponiendo para su propietaria, está siendo ya ampliada para producir también electricidad para autoconsumo, habiéndose probado en la misma la producción de biohidrógeno a escala industrial.