
Gas Natural Fenosa (GNF) está negociando con el Ente Nacional Regulador de Gas de Argentina (Enargas) el monto de sus inversiones durante el próximo quinquenio y se plantea destinar 6.500 millones de pesos argentinos -unos 381 millones de euros al tipo de cambio actual-, nueve veces más de lo que invirtió durante el quinquenio anterior.
En plena fase de olvido de los usos y costumbres de la Argentina gobernada por Cristina Fernández de Kirchner -particularmente agresivos en el caso de la energía-, las empresas internacionales se vuelven a plantear su futuro y el de sus inversiones en el país, ahora dirigido por Mauricio Macri.
En este contexto, GNF plantea que en los próximos cinco años puede construir 850 kilómetros de redes de media presión para ampliar el servicio a casi 300.000 familias, de modo que se cubra el 93% de los hogares de su área de distribución. A cambio, plantea un incremento de las tarifas del 33% a los hogares y del 30% a las pymes, al objeto de compensar una inflación que ronda el 40% y una caída del peso en el mercado de divisas que supera el 35%.
Segundo operador del país
GNF está presente en Argentina desde el año 1992, con su misma marca, y realiza la distribución de gas natural en 30 municipios de las zonas norte y oeste de la provincia de Buenos Aires. Cuenta con 1,6 millones de clientes y es el segundo operador del país, con una cuota de mercado del 19%. También dispone de una planta de almacenamiento de gas natural, Peak Shaving, que permite garantizar el suministro en los meses de mayor demanda, así como una presencia notable en el mercado del gas natural para vehículos. Cierta actividad en el ámbito de la distribución de electricidad completa sus negocios en el país.
Con un resultado bruto de operación (ebitda) durante el año pasado de 47 millones de euros, no se puede decir que el país austral sea un mercado de referencia de la empresa presidida por Isidro Fainé, pero sí que tiene recorrido y potencial para convertirse en uno, si normaliza su situación económica.
En su Plan Estratégico, presentado el pasado mes de mayo, la multinacional omitía sus intenciones en Argentina para los próximos años, limitándose a augurar un crecimiento del 2% hasta el final de la década, el más modesto de todos los previstos por la empresa en Latinoamérica.
Eso sí, la firma explicaba que la omisión se debía a que estaba pendiente la interpretación de las nuevas tarifas domésticas de gas, aprobadas en abril, que triplicaron las anteriores, congeladas durante años por el Gobierno de Kirchner.
Revisión del marco tarifario
Un año frío y un mes de mayo aún más frío -el consumo del hidrocarburo en la zona de GNF ha aumentado un considerable 17,4% en lo que va de 2016- disparó los recibos de los consumidores, provocando la intervención de los jueces, que suspendieron cautelarmente la aplicación de las tarifas, arguyendo defectos administrativos durante el proceso de aprobación.
El país anduvo en rifirrafe judicial hasta que en septiembre se convocaron audiencias públicas como paso previo a la publicación de unas nuevas tarifas, que llegaron en octubre, con incrementos similares a los aprobados en abril y posteriormente anulados.
Este tardanza en disponer de las nuevas tarifas, junto con la depreciación del peso argentino, ha impactado en las cuentas de GNF: hasta el mes de septiembre se ha reducido su ebitda en un 91,4%, hasta sólo tres millones. La principal razón está en el retraso, ya que aislando la caída de la moneda local, del 37,2%, el ebitda disminuyó un 55%. En cualquier caso, GNF ha solicitado al Estado un ingreso por Asistencia Económica para compensar el prejuicio.
En abril el Ministerio de Energía y Minas le dio un año a Enargas para proceder a una Revisión Tarifaria Integral (RTI). El proceso de revisión comenzó la semana pasada en la ciudad de Bahía Blanca, con la comparecencia pública de varias empresas, entre ellas GNF.
En su intervención, el representante de la compañía hizo su oferta de invertir, aclarando que el servicio se atenderá con "propuestas comerciales acordes con las posibilidades" de los beneficiarios de los nuevos puntos de suministro, en muchos casos hogares con pocas posibilidades económicas.
Fainé, de visita en Chile
En otro orden de cosas, Isidro Fainé, está esta semana en Chile. Se reunirá con el equipo de la GNF en el país y con el ministro de Energía, Andrés Rebolledo. No se ha confirmado una audiencia con la presidenta Michelle Bachelet.
96 millones para Electricaribe
El Gobierno de Colombia otorgó la semana pasada una garantía de 320.000 millones de pesos -unos 96 millones de euros al tipo de cambio actual- a la Super-intendencia de Servicios Públicos, que tiene intervenida Electricaribe, filial de GNF en el país, desde el 15 de noviembre. El préstamo se entrega "para garantizar la viabilidad y continuidad del servicio de energía eléctrica", porque los fondos propios de la Superintendencia, -otros 150.000 millones de pesos, unos 45 millones de euros-, no eran suficientes al objeto de garantizar el servicio a los 2,5 millones de clientes de la empresa.
Electricaribe no consigue cobrar lo suficiente para operar de un modo rentable y más del 60% de sus gastos de capital se destina a comprar la energía que suministra posteriormente. Para aligerar esta factura, las autoridades colombianas han notificado a 350 grandes clientes de la compañía -hospitales, hoteles, alumbrados públicos, etcétera- que tendrán que buscarse otro suministrador en enero.