Energía

El 40% de las plantas de carbón estará operativo después de 2020

  • Sólo dos centrales de mineral nacional han despejado su futuro y una cerrará

La continuidad de la mayoría de las centrales de carbón sigue en el aire, y especialmente la de aquellas que consumen mineral nacional: sólo dos han despejado su futuro, Anllares (León), propiedad de Endesa y Gas Natural Fenosa (GNF), que cerrará en 2023 como muy tarde, y la de Soto de Ribera (Asturias), de EDP, que seguirá operativa.

Las cuencas mineras, con el apoyo de los políticos locales, están en armas desde hace meses, reclamando a las eléctricas que compren carbón, y han conseguido que Endesa firme varias adquisiciones desde septiembre. A la par, con menos éxito, presionan para conocer el futuro de las centrales que consumen carbón nacional, en el aire por las exigencias ambientales de la UE -ha establecido límites a las emisiones de SO2, NOx y partículas a partir de 2020- y porque es más barato y más eficiente producir electricidad con carbón de importación o con otras tecnologías.

Endesa, la más afectada

Endesa, la más afectada -suyas son la mayoría de estas centrales-, está ganando tiempo fiando la decisión de invertir en la reducción de las emisiones a que haya un nuevo Gobierno, de acuerdo con lo que han declarado las autoridades de Castilla y León y de Aragón.

De sus seis plantas de carbón, hasta el momento sólo ha despejado el futuro de dos, y no consumen carbón autóctono: As Pontes (La Coruña), donde invertirá 218 millones de euros, y Litoral (Almería), donde ya ha invertido 240 millones. De las otras cuatro, que sí consumen mineral nacional, sólo ha decidido el porvenir de la central leonesa de Anllares -también propiedad de GNF-, que cerrará.

GNF, la siguiente en la clasificación de este tipo de plantas, mantendrá la que quema carbón importado, Meirama (La Coruña), donde está invirtiendo 100 millones. Como Endesa, no ha decidido sobre las de Narcea (Asturias) y La Robla (León), que usan carbón nacional.

Igual ocurre con las dos centrales de Iberdrola, Lada (Asturias) y Velilla (Palencia). La compañía está destinando 30 millones a las dos y es seguro que operarán hasta el final de la década, pero nada hay decidido después, si bien la empresa hace bandera de la descarbonización. La primera planta consume carbón importado y uno de los dos grupos de la segunda, nacional.

Las dos plantas de EDP, Aboño y Soto de Ribera (ambas en Asturias) de mineral extranjero y nacional respectivamente, seguirán abiertas tras recibir una inversión de 90 millones, pero con menos potencia.

Finalmente, Viesgo también mantendrá la planta de carbón foráneo de Los Barrios (Cádiz), tras un gasto de capital de 65 millones, pero no se ha decidido el futuro de Puentenuevo (Córdoba), que usa mineral autóctono.

Tramitar los permisos para las obras de adaptación de las centrales exige entre seis meses y un año, con lo que aún hay tiempo para que las empresas decidan, pero, entretanto, la incertidumbre enciende las cuencas mineras.

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