Energía

Los proveedores de Gamesa temen por sus 850 millones en contratos

  • España recibe el 28% de los 3.026 millones en compras del fabricante eólico

Los proveedores españoles de Gamesa no duermen bien estos días, por la incertidumbre que les genera la posible integración de la empresa con la división eólica de Siemens. Reciben al año unos 850 millones de euros en pedidos, casi un tercio de todos los del fabricante con sede en Zamudio (Vizcaya), que en 2015 ascendieron a 3.026 millones de euros. El resto de ese capital se reparte entre India, con el 17%, China, con el 16% y Brasil, con el 13%.

En todo el mundo Gamesa cuenta con más de 9.500 suministradores. Los más importantes en España aparecen en la infografía adjunta, en la que se indica el tipo de producto que le sirven a la compañía presidida por Ignacio Martín. En varios de los casos, la propia Gamesa también tiene líneas de fabricación propia, que complementa con las compras externas.

elEconomista se ha puesto en contacto con varias de estas firmas para conocer su perspectiva sobre la operación de fusión con Siemens y en todas las conversaciones ha destacado una palabra: "incertidumbre".

Está claro que vendrán cambios si finalmente se materializa la operación, pero nadie sabe en qué sentido, porque el secreto que rodea el proceso es muy alto. Puede ocurrir que la mayor potencia de la organización resultante les ayude a ampliar su negocio, o que también crezcan al convertirse en proveedor de un coloso del tamaño de Siemens. Pero también es posible que la alemana, que tendrá la mayoría del capital, opte por sustituir a los suministradores actuales de Gamesa por los suyos.

Riesgo a tres o cuatro años

Esta segunda opción es muy difícil que se produzca a corto plazo -es obligatorio guardar las formas-, pero nadie se arriesga a pronunciarse sobre lo que puede ocurrir algún tiempo después de que culmine la operación. Es más, en un horizonte temporal de tres o cuatro años son más los interlocutores que creen que el efecto será más negativo que positivo, y no son pocos los que traen a colación lo que ha ocurrido en Endesa después de ser adquirida por la italiana Enel.

Esta es una de las razones por las que alguno de los principales accionistas de Gamesa está reclamando que la toma de decisiones de la empresa resultante se produzca por amplia mayoría. Y por eso los gobiernos vasco y navarro, así como los sindicatos, se han interesado muy activamente por la operación de integración. Según informaron al poco de que saltase la noticia -un tanto prematuramente-, las empresas les habían trasladado un mensaje de tranquilidad.

Sin embargo, ese mensaje de calma no ha conseguido relajar la tensión. En ello influye que llueve sobre mojado, porque la base industrial de Gamesa en España ya está muy erosionada: ha sufrido cierres de instalaciones y expedientes de regulación de empleo en los últimos años, como resultado de la paralización total del mercado eólico.

En la energía del viento los costes logísticos son muy importantes -mover una pala de 60 metros es complicado y caro, igual que una turbina de decenas de toneladas-, de modo que las fábricas se sitúan cerca de los futuros parques, donde está el mercado, algo que ha desaparecido en España.

Base industrial forzada

Y no se puede olvidar que una parte importante de la estructura fabril en España se construyó forzadamente, porque las comunidades autónomas exigían desarrollar planes industriales para otorgar las licencias de las plantas eólicas, sin atender debidamente a la lógica económica.

En este sentido, alguno de los interlocutores destaca el mérito que tiene Gamesa al haberse quedado aquí y haber orientado su producción a la exportación, aguantando costes adicionales a los que tendría con la deslocalización de las factorías a latitudes donde sí haya desarrollo eólico. Lo malo es que con una dirección alejada de los orígenes de la organización es muy difícil que esa carencia básica se pueda mantener en el tiempo.

Por otro lado, Gamesa ha promovido el desarrollo global de sus principales proveedores -los que le aportaban mayor valor añadido-, que le han acompañado en un proceso de internacionalización hasta varios de los principales mercados: India, China, EEUU y Latinoamérica.

Estos suministradores principales, como los de electrónica de potencia, son los que ven el futuro con más optimismo, puesto que confían en que seguirán siendo necesarios, aunque sólo sea en el mercado del mantenimiento de las plantas, porque tampoco se sabe qué ocurrirá con los desarrollos tecnológicos futuros: las líneas de innovación de Gamesa y Siemens están convergiendo -sobre todo en eólica marina- y, según apuntan los expertos, en un futuro no muy lejano, más que complementarse, se solaparán.

En resumen, lo que ocurra si desembarca Siemens en Gamesa es un misterio, pero la mayoría vaticina que afectará negativamente a la capacidad de creación de riqueza de la industria eólica en España.

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