Energía

Repsol vuelve a poner el foco inversor en yacimientos de Venezuela y Libia

  • Negocia con PDVSA una ampliación de las concesiones de Petroquiriquire hasta el 2046
  • Lanza su primera campaña exploratoria en Libia  en Dur Al Qussar desde la muerte de Gadafi
  • Vende a Sucre Gas Iberoamérica sus yacimientos de Yucal Placer
Un yacimiento de Repsol en Libia

Repsol vuelve a invertir en Libia por primera vez desde la muerte de Gadafi en octubre de 2011. Trece años después, la petrolera pretende llevar a cabo una campaña exploratoria para perforar hasta seis pozos en la cuenca de Murzuq. Este movimiento se produce tras el acuerdo sellado en enero con la compañía estatal libia NOC para evaluar de manera preliminar el potencial petrolero en el área de Dur Al Qussah, una de las más prolíficas del país.

La compañía vuelve así poco a poco a un mercado que ha calificado como prioritario dentro de su plan estratégico en un país donde comenzó sus operaciones a principios de los años 70.

Repsol realizó su último gran descubrimiento en Libia en 2014. Desde entonces, la compañía ha vivido una situación de constantes idas y venidas de su producción por los problemas para estabilizar el país.

A finales de enero, la compañía alcanzó un acuerdo con el Ejército Nacional Libio para retomar la producción del yacimiento de El Sharara, con una producción de 260.000 barriles de petróleo diarios y desde entonces no se han tenido paradas de fuerza mayor.

Según el Ministerio de Asuntos Exteriores, el alto el fuego pactado en 2020 parece estabilizarse. La Unión Europea además aspira a establecer un Diálogo estratégico con el país, como primer socio comercial, para tratar de alejarlo de la creciente influencia rusa. No obstante, la permeabilidad de sus fronteras hacen que Libia siga teniendo importantes problemas de seguridad y riesgo terrorista, así como una grave situación migratoria.

El pasado 12 de junio, el nuevo Embajador de España, Javier Soria Quintana, fue recibido por el director General del Departamento de Protocolo libio, Taher Housen, a su llegada a Trípoli en un momento en el que las exportaciones de crudo libio a España prácticamente se han duplicado y ya suponen el 5% del mercado.

Operaciones en Venezuela

Además del mercado libio, Repsol se está reforzando en Venezuela. La compañía, que logró el 21 de marzo los permisos necesarios de Estados Unidos para operar en el país, negocia con PDVSA la posibilidad de incrementar la duración de las concesiones del yacimiento de Petroquiriquire hasta el año 2046.

El movimiento se produce después del pacto alcanzado el 17 de abril por el que Petróleos de Venezuela entregó los pozos de Tomoporo y La Ceiba como forma de hacer frente a la deuda existente hasta diciembre de 2023 en un acuerdo valorado en 1.590 millones.

Ambos yacimientos incorporarán 20.000 barriles diarios de petróleo y aspiran a convertirse en la fórmula de la española para recuperar parte de la deuda del pasado sin incrementar la exposición financiera al país.

Venta de Yucal Placer

Repsol además se desprendió en marzo de las licencias de gas no asociado a los pozos de Yucal Placer Norte y Sur que han ido a manos de la compañía Sucre Gas Iberoamérica. Ambos yacimientos suponían una producción de 3 millones de metros cúbicos diarios (18.900 de bep/día).

Repsol opera en estos momentos en 13 países pero que se sentiría cómoda reduciendo su presencia a 9 o 10, lo que supondría la venta de carteras en tres o cuatro zonas apenas un año antes de que tenga que tomar la decisión de una futura salida a bolsa en Estados Unidos.

La compañía quiere centrar sus esfuerzos en focalizarse en sus principales áreas de crecimiento: Estados Unidos, México, Brasil y Libia y acelerar la inversión con la incorporación de socios a algunos de sus grandes activos.

Uno de los ejemplos más claros se produce en Estados Unidos donde Repsol y la australiana Santos buscan un socio para impulsar tres de los mayores yacimientos descubiertos en el país en los últimos 30 años. Ambas empresas, están trabajando para vender una participación minoritaria de Pikka, junto con participaciones parciales en los yacimientos de Horseshoe y Quokka, situados en la región de North Slope en Alaska.

La española avanza también en la venta de una participación minoritaria del campo petrolífero de Eagle Ford con Scotiabank en un acuerdo que podría valorar los activos en 1.866 millones y en el que la española se desprendería de hasta el 49%, es decir, 914 millones.

Repsol ha llevado a cabo una desinversión por 120 millones de terrenos en la zona de Eagle Ford durante el primer trimestre del año y en el segundo trimestre se ha desprendido ya de otra parte en la zona sudoeste.

Repsol está valorando a su vez la salida de Noruega, que no parece prioritario en este momento y cuenta con otros grandes proyectos de inversión en Brasil donde también sería susceptible la entrada de nuevos socios para hacer frente a las elevadas cantidades de la inversión.

Último pago y cierra la pugna con Sinopec

Repsol ha llevado a cabo el pago de 986 millones de euros para la compra del 49% de la filial conjunta que mantenía en Reino Unido con la petrolera china Sinopec tras la adquisición de Talisman.

Según lo pactado, tras esta operación, ambas compañías dan por resuelto definitivamente el procedimiento arbitral existente entre las partes.

Ahora, una vez que estos activos ya se encuentran en manos de la española, la compañía está negociando un acuerdo con Neo Energy, una compañía participada por un fondo de capital riesgo, con la intención de crear un negocio que alcance los 130.000 barriles equivalentes de petróleo al día, lo que la convertiría en uno de los mayores productores de la zona.

La intención de la compañía es reducir así riesgos en la zona, ya que podría pasar a convertirse en un accionista de menor peso pero con un mayor tamaño puesto que incrementaría hasta cerca de 90.000 barriles equivalentes de petróleo al día su producción en la zona.

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