Empresas y finanzas

Microsoft y Google se enfrentan a la crisis con estrategias opuestas

La eterna batalla entre Microsoft y Google, entre el dinosaurio del monopolio del software de pago y el supuesto rey de la nueva era de Internet, alcanzó su máxima expresión la semana pasada, cuando ambas compañías presentaron sus respectivos resultados trimestrales... y una respuesta a la crisis radicalmente contraria. Yahoo! perdió 303 millones de dólares en el último trimestre de 2008.

Microsoft (MSFT.NQ), que nunca ha sido dada a los recortes presupuestarios, sorprendió al mercado con un plan de despedir hasta 5.000 trabajadores. Sus principales productos, Windows y Office, están sufriendo el fuerte recorte del gasto en tecnología por parte de consumidores y empresas.

Por el contrario, Google (GOOG.NQ) parece tirar la casa de la ventana con la contratación de 99 trabajadores en el cuarto trimestre, si bien posteriormente ha dicho que pretende anular este incremento de la plantilla con el recorte de 100 empleos en el trimestre actual. De todos modos, el mero hecho de mantener la plantilla es un contraste claro con Microsoft.

Las diferencias entre los dos rivales amplifican los serios problemas de crecimiento que afronta Microsoft, según Therese Poletti, columnista de MarketWatch especializada en tecnología. Y eso hace más factible que al final acabe comprando Yahoo!, a su juicio. Si no, seguramente planteará un acuerdo para comprar su negocio de búsqueda para obtener ese crecimiento que necesita.

Poletti cita varios artículos en los que se dan argumentos a favor de esta compra: el negocio online de Microsoft sigue muerto, las valoraciones son atractivas, tiene caja de sobra y la nueva CEO de Yahoo!, Carol Bartz, se rige por los resultados y no es una fundadora de la empresa. Por eso, apuesta por una compra de Yahoo! a un precio de dos tercios o menos de su oferta inicial.

Precisamente, ayer tras el cierre Yahoo! las primeras cuentas de la era Bartz: aunque entró en pérdidas de 303 millones de dólares, 22 centavos por acción, si se excluyen extraordinarios habría ganado 17 centavos, por encima de lo que se esperaba. Asimismo, los ingresos, que cayeron el 25 hasta 1.380 millones, también batieron las estimaciones. A pesar de la caída de la publicidad online, la empresa ha proseguido su proceso de reestructuración para recuperar la competitividad, lo que se ha traducido en unos fuertes costes extraordinarios.

Microsoft sufre con Windows

El último trimestre de la empresa creada por Bill Gates fue especialmente desconcertante para los analistas, por la ralentización de Windows y Office. Hasta ahora, los enormes márgenes del sistema operativo casi daban permiso al gigante del software para imprimir dinero. Ahora parece que ni siquiera la campaña publicitaria "Soy un PC" que pretende reposicionar su marca no está provocando muchas compras de ordenadores en la crisis actual. Es más, buena parte de esas escasas compras se han dirigido de los netbooks de bajo coste, la mayoría de los cuales viene con Windows XP, un producto con márgenes mucho menores que Vista.

Esta tendencia contrasta con Apple que, aunque ha sufrido una ralentización de las ventas de los iMac de sobremesa, ha logrado un fuerte aumento del 34% de las de sus portátiles MacBook, que son mucho más caros que los netbooks.

Para terminar de complicarlo, Microsoft está trabajando en Windows 7, lo que supone que ha tirado la toalla en su intento de imponer el Vista. Aunque, como siempre, habrá mucha presión para que el nuevo sistema operativo esté listo a tiempo, las primeras impresiones son positivas: usa menos recursos que Vista, lo cual es un punto a favor de Microsoft si quiere atacar el mercado de los netbooks.

Por el contrario, Google fue -junto a Apple- una de las pocas sorpresas positivas en el panorama tecnológico. Pese a la crisis económica, fue capaz de batir las estimaciones de los analistas, en parte por sus esfuerzos para limpiar su red de anuncios.

Y también aseguró que está recortando costes. No obstante, aunque mantenga el tamaño de su plantilla, eso supone un frenazo a una política de contratación desaforada en los últimos años. Otras medidas menos llamativas también indican que Google se está ajustando el cinturón. No en vano, algunos analistas auguran tiempos difíciles para la empresa tras la temporada navideña, por la caída de las compras y la publicidad también en Internet.

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