
Continúa la oleada de operaciones en el sector energético. La siguiente compañía que cambiará de manos en los próximos meses será Bow Power, la firma de activos energéticos fruto de la alianza estratégica entre ACS y del fondo de infraestructuras estadounidense GIP. Esta operación, según fuentes financieras, está valorada en una horquilla de entre 500 y 700 millones de euros.
Según estas mismas fuentes, los propietarios están negociando ya con el fondo canadiense Brookfield, que tiene un derecho de oferta preferente (RoFO, por sus siglas en inglés) tras la opa lanzada por el 100 por cien de Saeta el pasado mes de junio. Ambas compañías nacieron fruto del juego de palabras de Florentino Pérez, que primero lanzó Saeta -la sociedad que gestionaba sus activos renovables- y después, tal y como adelantó elEconomista, creó Bow Power (arco, en inglés) para desarrollar dichos proyectos.
Creada en el verano de 2015, esta compañía energética cuenta en la actualidad con casi 400 MW en activos termosolares, eólicos, hidráulicos y 400 kilómetros de líneas eléctricas. No obstante, la transacción excluye del perímetro a los activos termosolares, que se quedarían en manos de Cobra, su filial especializada en el desarrollo de infraestructuras energéticas llave en mano.
El 'Plan B' de ACS y GIP si no cuaja la operación
No obstante, ACS y GIP cuentan con un plan alternativo en el caso de que Brookfield no quiera quedarse con los activos de Bow Power y ejercer su derecho de oferta preferente. Según las fuentes de mercado consultadas, los propietarios han mandatado a Barclays para coordinar una segunda vuelta de la operación.
En este sentido, el banco ya ha comenzado a enviar a potenciales inversores el teaser, un documento que recoge los datos básicos de la operación, que tiene como objetivo dar una visión preliminar del activo, información que posteriormente se complementará con el cuaderno de venta, que llegará a finales de verano.
En el caso de que el fondo canadiense rechazara quedarse con Bow Power, el proceso se alargaría, según las fuentes conocedoras de este proceso, hasta el último trimestre de este año. En cualquier caso, todo apunta a que hay varios inversores interesados en hacerse con esta compañía, tanto fondos, especialmente de infraestructuras -que buscan oportunidades de inversión a largo plazo en España-, como compañías energéticas tradicionales, que buscan diversificar su estrategia y aumentar su presencia en el sector de las renovables.