
Las entidades de crédito europeas tienen un margen de tres años para comenzar a provisionar los nuevos créditos morosos. La Comisión Europea presentó el pasado miércoles un plan de choque para evitar la acumulación de nuevos préstamos dudosos en el futuro. Entre la batería de propuestas europeas, la que mayor impacto tiene en la banca es la exigencia de unos requisitos de capital para cubrir las posibles pérdidas que generen los nuevos préstamos, es decir, los concedidos a partir del 1 de abril.
No obstante, el Banco Central Europeo (BCE) incorporó ayer un apéndice que complementa a la futura legislación europea para reducir los créditos dudosos y especifica las expectativas sobre provisiones, si bien insistió en distintas ocasiones que las propuestas no son vinculantes.
Tal y como explicó el supervisor europea, ahora comienza un proceso de diálogo entre el BCE y las entidades cuyas conclusiones no se incorporaran al proceso de revisión y evaluación supervisora (PRES) hasta 2021, fecha en las que se harán efectivas las directrices.
Antes del inicio de las conversaciones, el Supervisor Bancario del BCE -que tiene la obligación de abordar las vulnerabilidades principales de las entidades de manera justa y equitativa- publicará sus expectativas para que las entidades conozcan el punto de partida del diálogo con el supervisor. Una vez finalizados los contactos, el BCE decidirá caso por caso qué medidas supervisoras es necesario aplicar.
Por tanto, en este posible periodo de tres años de margen hasta que se plasmen las directrices definitivas a seguir, los distintos bancos "deben prepararse y aprovechar los dos próximos años para revisar sus políticas y criterios de concesión de créditos a fin de reducir la producción de dudosos nuevos, especialmente ahora que la situación es benigna", explica el BCE.
El supervisor incide, además, en la importancia de que la dotación de provisiones sea "adecuadamente gradual" y comience a partir del momento en el que se clasifica el crédito como moroso.
Criterios de cobertura
Inicialmente, las expectativas del BCE para la provisión de la nueva morosidad se segregan en dos, en función de si los préstamos están garantizadas (es decir, si existe un respaldo real como bienes inmuebles u otras garantías que cubran el riesgo del crédito) o si no lo están.
En el caso de que los créditos no estén garantizados, la entidad deberá tener provisionado el cien por cien del préstamos en un plazo máximo de dos años desde su clasificación como dudoso. En el caso de que existan garantías, la provisión se hará de forma gradual. Inicialmente, se exigirá una cobertura del 40% a los tres años de haberse declarado moroso y no alcanzará el cien por cien hasta los siete años.
De momento, el supervisor europeo no quiere adelantar el impacto que podrán tener la creación del nuevo colchón, ya que se verá delimitado en función de las conclusiones del diálogo con las entidades de crédito. Así, el BCE señala que las propuestas no son un empujón hacia la venta de créditos dudosos, aunque sí recuerda que es una de las vías para lograr reducirlos, junto con el traspaso de la gestión, la reestructuración y la adjudicación.