
Las aseguradoras han sufrido la crisis como otros sectores y padece en la actualidad las consecuencias de los tipos negativos en Europa, pero con una menor intensidad y sin episodios catastróficos en parte porque, debido a la regulación, tienen que invertir su dinero en negocios sólidos y líquidos y porque exprimen mejor su actividad de pólizas que la banca.
Según un estudio realizado por Analistas Financieros Internacionales, el sector del seguro logra algo más del doble de rentabilidad que las entidades financieras por el negocio de primas.
El análisis indica que el rentabilidad sobre recursos propios (ROE) de las aseguradoras ascendía al 10,7%, mientras que el de los bancos por este segmento se limitaba a un 4,9%. El vicepresidente de AFI, Ángel Berges, sostiene que en ambos casos la rentabilidad con respecto a los niveles anteriores al estallido de la crisis ha caído, pero que en el caso de seguros "ha sido una transición sistémica y sin espasmos".
Por ello, la consultora concluye que el sector asegurador español "no ha dejado de crear valor" y exhibe potencial de mejora tanto en términos de penetración y densidad frente al de otros países europeos.
Beneficios
El informe basa sus cálculos la banca por el negocio de seguros apenas registra un resultado 2,7 veces superior al de las compañías especializadas esta actividad y cuenta con unos fondos propios cinco veces más elevados y su tamaño es cinco veces superior.
Aún así, no todas las compañías han logrado ser rentables en los últimos años. Un estudio de hace doce meses de Icea ponía de manifiesto que el 40% de las aseguradoras no conseguía ganar dinero con el negocio típico y tenía que recurrir a inversiones alternativas, como las inmobiliarias, ante el escenario de tipos bajos y la guerra de precios. En esta situación se veían sobre todo las empresas más pequeñas, ya que sólo un 10%, todas ellas grandes, acaparan dos tercios de los beneficios del sector con apenas un tercio de los ingresos.
Las pequeñas entidades, que superan el centenar, dependen en gran medida por la evolución de un ramo, lo que complica la gestión en época de crisis y poscrisis. Ahora el segmento que presenta mayores dificultades en este sentido es el de autos, por la entrada en vigor del nuevo baremo para aplicar la siniestralidad y por la lucha de precios del pasado.
A cierre de 2016 había en nuestro país un censo de 235 aseguradoras, un 18% menos que en 2010, pero su descenso se debe a la reordenación de las alianzas de bancaseguros propiciada por la integración de las cajas de ahorros.
Afi, pese a describir una situación buena de partida, advierte de algunos de los riegos a los que se enfrenta el seguro. Además de los tipos bajos, un de los retos será el incremento de la regulación, que cada vez es más exigente y requerirá un mayor esfuerzo, como la Directiva de Distribución, Solvencia II o la entrada entrada en vigor de las nuevas normas de contabilidad, para la que se reclama preparación.