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Así es Alovera Beach: Rayet construirá la mayor playa artificial de Europa a 50 km de Madrid

  • La laguna artificial estará en la localidad de Alovera (Guadalajara)

¿Se imagina tomando el sol en la playa y comiendo en el chiringuito a unos 50 kilómetros del centro de Madrid? Hasta ahora era algo impensable, pero dentro de dos años será posible. El grupo Rayet va invertir 15,6 millones de euros para promover la mayor playa artificial urbana de Europa en la localidad de Alovera (Guadalajara), a 40 minutos de la capital.

Con la tecnología de Crystal Lagoons está laguna artificial de color turquesa tendrá una extensión de 25.000 metros cuadrados y 15.000 metros cuadrados de playa. El complejo se va desarrollar en unos terrenos dotacionales de 105.000 metros cuadrados propiedad del Ayuntamiento de Alovera y que actualmente están siendo foco de vertido de residuos.

Con acceso directo desde la A2, para no congestionar el núcleo urbano de Alovera, este complejo supondrá una absoluta regeneración de la zona y será un respaldo muy importante para el resto de proyectos residenciales que están ahora en desarrollo en este ambito.

El mismo grupo Rayet, principal accionista de Quabit, es propietario del 30% de los terrenos del sector I-15 Las Suertes, donde hay capacidad para desarrollar 4.000 viviendas. La compañía cuenta así con suelos valorados en 30 millones de euros para levantar 1.200 unidades en la zona, que van a pasar a ser propiedad de la inmobiliaria Quabit, cuando se apruebe en la junta de accionistas del próximo miércoles.

Según explica Félix Abánades, presidente de ambas inmobiliarias, la promotora destinará unos 280 millones de euros para la construcción de las 1.200 viviendas que previsiblemente estarán entregadas de aquí al año 2022.

Los precios de la viviendas, según el directivo, partirán de 120.000 euros en el caso de los pisos plurifamiliares y se moverán entre los 190.000 y 240.000 euros en el caso de las viviendas unifamiliares. La inmobiliaria ya tiene dos promociones en comercialización y en los próximos meses se sacarán al mercado otros dos proyectos.

El gran parque de ocio contará con cinco zonas diferenciadas pero integradas. Así estará compuesto por una laguna artificial y la playa, con equipamiento deportivo y de entretenimiento, torres de toboganes y piscinas infantiles, escuela de vela y deportes náuticos ( kayak, vela y paddle surf, entre otros).

Asimismo habrá servicios de restauración con un establecimiento con vistas a la playa con capacidad para 1.000 personas. Además se ha proyectado una gran bolsa de aparcamiento con más de 1000 plazas.

Bautizado como Alovera Beach, el complejo de desarrollará dentro del sector l-15 Las Suertes, al sur del casco antiguo de Alovera y vinculado a los desarrollos residenciales del municipio, y "servirá también para regenerar una zona medioambiental muy degradada con la creación de un parque verde a continuación del proyecto", explica Abánades.

Una vez aprobado el proyecto en el pleno del Ayuntamiento del municipio de Alovera, quedan ahora por delante un año y medio de permisos y autorizaciones, y después otro año de construcción para ver finalizado el desarrollo de esta playa artificial que se englobará dentro del denominado Corredor del Henares, con una población creciente de 650.000 habitantes en un radio de 30 kilómetros.

El proyecto se desarrollará mediante concesión administrativa de 40 años por el que el Ayuntamiento recibirá un canon anual, todavía por definir. "El Ayuntamiento tiene que sacar el proyecto de ejecución a concurso y después se tiene que sacar la concesión, en la que nosotros tenemos derecho de tanteo por ser nuestra la iniciativa. Por otro lado, la Junta de Castilla-La Mancha tiene que aprobar la apertura del proyecto y de momento los contactos que hemos tenido con la comunidad han sido positivos", explica Abánades.

"Hemos calculado que el número de visitantes se moverá entre un mínimo de 250.000 y un volumen más estable de 400.000 al año", explica el directivo, que aunque no se han cerrado todos los detalles cree que el acceso al complejo supondrá un coste de diez euros por persona.

Esta es de hecho la primera laguna artificial de acceso público que desarrolla Crystal Lagoons, que hasta ahora siempre había trabajado con proyectos asociados a complejos residenciales u hoteleros.

La compañía, que tiene patentada la tecnología de este tipo de lagunas de agua cristalina, tiene en marcha actualmente 600 proyectos en más de 60 países.

"La sostenibilidad de nuestras lagunas hacen que sean todavía más atractivas", explica Francisco Mate, responsable de Crystal Lagoons en Europa.

El secreto del color turquesa

Crystal Lagoons ha tenido que invertir mucho tiempo en la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías para lograr el producto que vende hoy en día. Una carrera de fondo que se inició en Chile, cuando su primera laguna situada en la urbanización de San Alfonso del Mar (Algarrobo) cambió el color turquesa que ahora les caracteriza por un tono verdoso y turbio tras varios días de uso.

Su fundador, el científico Fernando Fischmann, se puso a trabajar para encontrar la fórmula que le permitiera mantener limpia una enorme cantidad de agua a un precio asequible y fue entonces cuando logró diseñar un producto de éxito.

Que ese primer fracaso se repita es ahora impensable, ya que el grupo ha patentado un sistema de filtrado de las aguas por ultrasonidos que, además de eficaz, es respetuoso con el medio ambiente, ya que consume solo el 2 % de la energía necesaria para la utilización de sistemas de filtración convencionales.

Tras varios años de trabajo, Fischmann, logró dar con la clave y desarrolló la tecnología y el concepto de Crystal Lagoons, que ahora está patentada en 160 países y que permite la construcción y mantenimiento de cuerpos de agua en estado cristalino de tamaños ilimitados a bajo coste.

Concretamente, el coste de construcción de una laguna por hectárea se sitúa de media en unos 450.000 euros, una inversión que por lo general suele rentabilizarse rápidamente en los proyectos residenciales, ya que su instalación implica una aceleración de las ventas, lo que genera una inevitable presión sobre los precios.

El secreto de éxito de este producto es que puede instalarse en casi cualquier sitio. Además, puede utilizarse cualquier tipo de fuente de agua, ya sea de mar, subterránea, dulce o salobre, dependiendo de su disponibilidad.

Las lagunas funcionan con un circuito de agua cerrado, por lo que solo tienen que llenarse una vez y eso mismo conlleva un consumo muy bajo de agua. Lo único que hay que hacer es compensar el agua que se pierde por evaporación. De hecho, en los países con lluvias abundantes, ni siquiera es necesario realizar esta compensación, según explica la empresa. Gracias a este sistema, "nuestras lagunas consumen un 50 por ciento del agua necesaria para un parque de la misma superficie y hasta 30 veces menos que un campo de golf", destacan.

Además, utiliza hasta 100 veces menos químicos que tratamientos convencionales de piscinas o de agua potable y consume 50 veces menos energía que una piscina convencional.

Amplia tecnología

Para desarrollar cada proyecto, Crystal Lagoons vende la licencia de su tecnología al promotor y también le dan el soporte de ingeniería, además del mantenimiento, que se realiza de forma remota. Esto último es precisamente uno de los secretos de su éxito, pues han logrado reducir enormemente los costes de las lagunas gracias a este sistema de mantenimiento tan barato.

La compañía instala un sistema de sensores que se controlan a través de Internet desde sus oficinas en Santiago de Chile. Desde allí unas ocho personas vigilan los datos monitorizados de las lagunas repartidas por todo el mundo y si surge algún problema pueden actuar también en la distancia, aplicando de forma remota el tratamiento adecuado, lo que ellos llaman pulsos de desinfección.

Otra de las claves para que su coste no sea desorbitado es el proceso de construcción. Lo primero es la excavación. Posteriormente se construye un muro perimetral de hormigón, donde también se instalarán todos los sistemas de filtrado y control de las aguas. Sin embargo, el fondo de la laguna no se cubre con hormigón, si no con una geomembrana especial que una empresa norteamericana fabrica únicamente para esta compañía.

Esta geomembrana, que es resistente a los rayos UV y cuenta con un grosor y elasticidad específica, les permite reducir enormemente los costes. Además, en ella reside el secreto del color turquesa que tienen todas sus lagunas. La membrana es blanca y combinada con una profundidad de 2,45 metros logra logrará que te sientas en un auténtico paraje caribeño.

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