
En agosto de 2015, FCC Aqualia anunció a bombo y platillo el mayor contrato de agua de su historia: la construcción y explotación de la depuradora Abu Rawash, en El Cairo (Egipto). El importe alcanzaba los 2.400 millones de euros. Ayer, más de dos años después, ratificó la firma definitiva del contrato. Sin embargo, las condiciones han cambiado radicalmente y el valor del proyecto se limita ahora a solo 320 millones de dólares (270 millones de euros), es decir, unos 2.180 millones de euros menos.
En la nota que Aqualia envió ayer, la compañía señala que el contrato, de tipo DBO (diseñar, construir y operar, por sus siglas en inglés), incluye un periodo de operación y mantenimiento de tres años. "Pese a que el acuerdo inicial con el Gobierno egipcio contemplaba una concesión por 20 años (que incluía financiación), la situación económica por la que traviesa Egipto ha hecho aconsejable que la inversión en el proyecto sea asumida íntegramente por el Estado egipcio, abandonando la idea original de un contrato de tipo concesional", explica la multinacional española.
El proyecto original contemplaba una inversión de más de 500 millones de euros y unos ingresos totales previstos a lo largo de la concesión de 2.400 millones. Unos parámetros que, tras dos años de negociaciones con el Ministerio de Urbanismo egipcio, han quedado menguados a la décima parte. En todo caso, la compañía española no se había anotado el contrato dentro de su cartera, toda vez que faltaba el cierre financiero.
El alcance de las obras incluye la ampliación de la planta existente de tratamiento primario, que se ampliará de 1,2 millones de metros cúbicos/día hasta los 1,6 millones metros cúbicos/día, y a la que se le añadirá un tratamiento biológico.
Este es el tercer gran proyecto de Aqualia en Egipto, tras ganar en 2010 el diseño, construcción, financiación y explotación durante 20 años de la depuradora de aguas residuales de New Cairo; y en 2016, el proyecto de desaladora de El Alamein.