Empresas y finanzas

La tensión por comprobar qué paga el mercado por Popular afecta a Unicaja

  • El descuento con el que Saracho podría lanzar la ampliación perjudicará la OPS de la andaluza

Dos años lleva Unicaja preparando su salida a bolsa, que se espera para antes del verano, pero ahora esta operación podría encontrar una competencia que rompe las reglas de valoración del mercado. Popular se ha interpuesto en su camino con una previsible macroampliación de capital que está claramente en su hoja de ruta para los próximos meses, según reconoció su presidente, Emilio Saracho, en la última Junta de Accionistas.

Fuentes del mercado reconocen que si Unicaja está buscando una ventana de oportunidad para colocar su OPS (ampliación de capital) entre institucionales, el examen al que está sometiendo el mercado a Banco Popular en la última semana podría abaratar los múltiplos de venta de la entidad andaluza. Y es que cualquier inversor ávido de comprar sector financiero podría tener que decantarse entre dos opciones: un Popular que, previsiblemente, tirará más sus multiplicadores para levantar capital; o por una entidad nueva en bolsa, que pretende salir con un descuento valor en libros entre Liberbank (en 0,43 veces) y Sabadell (en 0,7 veces). De acuerdo a estas valoraciones, su precio de mercado estaría entre 1.200 y 2.100 millones de euros.

La cotización sobre el valor en libros de Popular se encuentra, actualmente, en las 0,23 veces -cotiza con un descuento sobre el valor real del banco de casi el 77 por ciento, el mayor de todo el sectorial bancario europeo-.

La ampliación

"Parece que el diagnóstico general es unánime: estamos abocados a aumentar capital para continuar hacia adelante", reconocía Saracho el pasado lunes en un mensaje que estaba claramente planificado por la entidad, aunque no se habló de cifras. Pero si el ex de JP Morgan dijo lo que dijo fue, precisamente, para provocar que fuera el mercado el que juzgase a la entidad y llevase a la acción a lo que considere su precio real. Desde el lunes, los títulos de Popular ceden un 25 por ciento, hasta los 0,61 euros, nuevo mínimo histórico.

De este modo, se ha convertido en el valor más bajista del Ibex 35 en lo que va de 2017, en el que retrocede más de un 33 por ciento, frente al 10 por ciento que se ha revalorizado el índice español de referencia en el mismo periodo.

Para encarar la ampliación Popular tiene varias referencias entre las que se encuentran Unicredit, Deutsche Bank o Banca Monte dei Paschi di Siena, la más parecida a la española.

El pasado diciembre, BMPS lanzó una operación por valor de 5.000 millones de euros a un descuento del 93 por ciento sobre el valor real del banco -0,07 veces valor en libros- para limpiar parte de los 27.600 millones de créditos morosos de la entidad. En Popular ascendían hasta los 36.000 millones a cierre de 2016.

Si la entidad española siguiera sus pasos, la ampliación llevaría el precio de su acción hasta los 18 céntimos, lo que implicaría pérdidas del 70 por ciento respecto a los precios actuales. En caso de que Popular acudiera al mercado a 0,1 veces valor en libros, su acción se desplomaría hasta los 0,27 euros; mientras que hacerla a 0,2 valor en libros dejaría la acción en los 53 céntimos, una cifra que ya contemplan algunas casas de análisis. Hasta cuatro firmas ven ya a Popular por debajo de 0,6 euros a doce meses vista, entre ellas Crédit Suisse y Société Générale. En cualquier caso, será el mercado el que marque la barrera a partir de la que empieza a haber interés comprador.

Hasta hace una semana, se cifraba en unos 3.000 millones la cantidad que Popular trataría de levantar en el mercado, más que su capitalización, que se ha hundido hasta los 2.650 millones. Después de que Saracho hablara de "macroampliación", las cifras bailan. Lo que se sabe es que el Consejo de Administración podría lanzar ya si quisiera una ampliación de unos 1.000 millones -el 50 por ciento del capital social-. Cualquier cifra que pasase de esta cantidad tendría que ser aprobada primero por los accionistas -para cubrirse de posibles demandas-, entre los que los mismos clientes representan el 7 por ciento; una de las mayores cifras del sector en España.

Fuentes de la entidad reconocen que, aunque estará destinada a institucionales, contará con derecho de suscripción preferente, a diferencia de la ampliación del Santander de enero de 2015, por 7.500 millones de euros, en la que quedaron al margen los minoristas, sin opción a no diluirse. Popular acumula pérdidas cercanas al 80 por ciento desde la primera ampliación de capital que lanzó en noviembre de 2012 por 2.500 millones de euros -ver gráfico-.

Desde la tercera, en junio de 2016 por la misma cantidad -hubo una segunda de 450 millones de euros para dar entrada a la familia mexicana Del Valle-, la caída es del 51 por ciento.

Sólo en este último caso tendría sentido plantearse vender las acciones para evitar mayores minusvalías. En la pasada ampliación de junio, tres consejeros del Popular -entre ellos Helena Revoredo, presidenta de Prosegur- decidieron no acudir y reducir así su participación en el banco.

Popular se ha marcado como objetivo vender dos de sus activos estratégicos, el negocio de tarjetas, WiZink, y su filial estadounidense, Total Bank, para tratar de reflotar las cuentas. La parte inmobiliaria, Sunrise, con la planeaban hacer, incluso, una OPV y levantar 6.000 millones en el mercado ha quedado totalmente descartada.

Sólo después de saber cuánto han recaudado vía ampliación y desinversiones y de que esto resultara insuficiente, llegaría la opción de la fusión. Por el momento, ni el Santander ni BBVA se han pronunciado al respecto, aunque podría entrar algún interesado extranjero.

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