Ercros reitera una vez más su apuesta por la paz social entre sus distintos accionistas. La junta extraordinaria celebrada ayer acabó como se preveía, con el rechazo a las propuestas de los minoristas, pero con la mano tendida.
Esto es, al menos, lo que se desprende del comunicado de Ercros a la CNMV ayer, en el que reiteró que "la voluntad del consejo es restaurar el clima de paz social que siempre había imperado en la compañía y que en los últimos años se ha visto alterado".
Y es que los problemas acaecidos en el accionariado de Ercros se originan en el malestar de un grupo de minoritarios que se agrupa en Nemer. La química catalana ha sufrido sobremanera la crisis económica y ha llevado a cabo en los últimos años once ampliaciones de capital, eliminando el derecho de suscripción preferente a sus accionistas. Precisamente, Nemer fue quien forzó la junta de ayer porque en la última sesión extraordinaria, celebrada el 29 de septiembre, no se incluyeron tres peticiones suyas en el orden del día.
Nemer recurrió al registro mercantil y éste le avaló, como adelantó elEconomista. Aunque antes el consejo de Ercros ya había aceptado celebrar la junta incluyendo estos tres puntos, referidos a la política de dividendos, a la limitación del sueldo del consejo y a la eliminación de la prima de asistencia a las juntas extraordinarias.
El consejo de Ercros había recomendado votar en contra de todos estos puntos y la mayoría del capital siguió ayer su sugerencia, rechazando los tres puntos.
Previamente, Ercros había preparado el terreno. El viernes, anunció que propondría en la junta ordinaria el pago de un dividendo con cargo de los resultados de 2016, siempre que haya beneficios, que es lo que prevé. También aprobó un programa de recompra de acciones, que no podrá exceder el 5% del capital social. Los minoritarios creen que el presidente de Ercros "podría haber sido más conciliador".
