La aparente paz accionarial que reinaba en Metrovacesa está rota. El presidente de la mayor inmobiliaria española, Joaquín Rivero, descubrió ayer por sorpresa que uno de sus socios en la empresa, la familia Sanahuja (dueños de la inmobiliaria Sacresa), tienen ambiciones mucho más elevadas que permanecer como simples consejeros.
Los rumores se desataron el martes por la tarde. Joaquín Rivero prefirió permanecer en Madrid en vez de viajar a París como todas las semanas (donde lleva la gestión de la inmobiliaria francesa Gecina, comprada el año pasado), y ayer por la mañana recibía la confirmación: el patriarca Sanahuja y sus dos hijos, Javier y Román, prácticamente desconocidos en el mundo financiero, lanzaban una oferta sobre un 20% del capital social de Metrovacesa por 1.589,91 millones de euros. Con ello, pretenden elevar hasta el 44,293% su participación en la inmobiliaria, que actualmente es del 24,29%.
Los Sanahuja, además, no se andan con chiquitas. A través de su filial Cresa Patrimonial, ofrecen 78,10 euros por acción a pagar en efectivo, lo que supone una prima del 37,54% sobre la cotización media de esta inmobiliaria en los seis últimos meses. El subidón que pegó ayer la empresa en bolsa, del 22%, acerca sin embargo el precio ofrecido por los Sanahuja.
La ambición de los Sanahuja
"No es hostil pero tampoco es amistosa", afirmaron ayer fuentes de la inmobiliaria. "Se trata de ambición catalana, para fusionar su compañía, Sacresa, en Metrovacesa". Los Sanahuja no han ocultado nunca que están ansiosos de poder en la primera inmobiliaria española. De hecho, hace apenas dos meses invirtieron 230 millones para comprar un 3,94% de la participación de Luis Portillo (actual dueño de Inmocaral).
La inmobiliaria ha convocado una reunión del Consejo de Administración mañana viernes para analizar la operación. A la reunión acudirán el resto de socios de Metrovacesa: el fondo de pensiones holandés PGGM, con un 8,6% del capital; el presidente del grupo, Joaquín Rivero (6,7%), Bancaja (6%), el empresario inmobiliario Juan Bautista Soler (6%), Caja de Ahorros del Mediterráneo (3,9%) y Caja Castilla-La Mancha(3%).
Mientras tanto, Joaquín Rivero y parte de la dirección de la empresa no han perdido tiempo para intentar tejer alianzas y parar una operación que consideran hostil. A pesar de que los Sanahuja afirmaban ayer en un comunicado enviado a la CNMV que su intención es mantener "una línea de continuidad" en la actividad desarrollada hasta ahora por Joaquín Rivero y apoyar a su actual equipo gestor, nadie en el entorno del presidente piensa que esto será así.
Época de desconfianza
"Joaquín Rivero, además, difícilmente aguantaría en la presidencia de una empresa dirigida por unos consejeros que él invitó a entrar hace tres años", aseguran las mismas fuentes de Metrovacesa.
La entrada de la familia Sanahuja en la inmobiliaria se produjo en circunstancias extremas para Joaquín Rivero. En plena opa de Bami (controlada entonces por Rivero) por Metrovacesa, el grupo italiano Caltagirone lanzó una oferta hostil. En aquellos momentos, la entrada de los Sanahuja (alineados en torno a Joaquín Rivero), fue fundamental para que éste pudiera rechazar la opa de los italianos.
Aquella época de socios ha dado paso a otra de desconfianza. Desde aquél porcentaje minoritario, los Sanahuja se han endeudado en 600 millones de euros para alcanzar la posición que tienen ahora, y ya no quieren quedarse en el papel de simples "caballeros blancos".