
Si alguien tenía dudas de la magnitud de la crisis a la que se enfrenta la industria del acero china, la mayor del planeta, basta con escuchar al director de la asociación que la agrupa. La demanda se está colapsando, los precios caen a plomo, los stocks se acumulan en los almacenes y para colmo los bancos han cerrado el crédito al sector: sus costes financieros han subido pese a que los tipos de interés del banco central se han recortado en sucesivas ocasiones.
"La producción está bajando más despacio que la demanda, así que la sobreoferta está empeorando", señala Zhu Jimin.
Los altos hornos de China, de los que sale una de cada dos toneladas de acero, viven por primera vez en una generación una caída de la producción, y es sólo el principio.
Caerá un 20%
Sin más margen para bajar precios dentro del país, el acero ha arrastrado en el mercado de materias primas al hierro (su componente principal), y los productores chinos intentan colocar siquiera parte de su producción en el extranjero usando precios de derribo.
La pasada semana Shanghai Baosteel pronosticaba que la producción podría recortarse hasta un 20%, a juzgar por las crisis de demanda vividas antes en otros países (como Estados Unidos). Y eso, si la situación económica China no empeora aún más.
Los datos más recientes indican que el ajuste no ha hecho, pues, más que empezar. La producción total de acero acumulada desde enero a septiembre apenas ha caído el 2,1%, hasta los 609 millones de toneladas.