A todo o nada. Así se plantea la reunión que en los próximos días van a celebrar en Madrid las 12 empresas españolas integradas -junto a dos de Arabia Saudí- en el consorcio Al Shoula que construye el AVE del Desierto entre Medina y La Meca.
Los primeros directivos de estas compañías, entre los que figuran Pablo Vázquez, máximo ejecutivo de Renfe y presidente del consorcio, o Josep Piqué, consejero delegado de OHL, celebrarán un consejo ordinario que, sin embargo, tras los últimos acontecimientos acaecidos en el proyecto se barrunta decisivo para la continuidad o no de esta alianza, según señalan fuentes conocedoras de la situación. Al encuentro asistirá el nuevo consejero delegado del grupo, Santiago Ruiz, quien viajará desde Riad para dar cuenta del escenario real en el que se halla el contrato y dará un ultimátum a las empresas para que acuerden una solución común, según las mismas fuentes.
Su nombramiento en diciembre, en sustitución de Rafael Valero, se precipitó tras la tempestad que el Gobierno saudí desató en los últimos compases del año pasado, cuando amenazó con rescindir el contrato por los retrasos acumulados en las obras. Las buenas relaciones con las autoridades locales de Ruiz -un exdirectivo de FCC con una larga trayectoria en el país- y los nuevos compromisos de las empresas españolas-con la intermediación del Gobierno español- amainaron la situación. Sin embargo, hace apenas dos semanas, la visita a las obras del nuevo ministro de Transportes, Abdullah bin Abdulrahman Al-Muqrib, reavivó las tensiones en el seno del consorcio, en el que se incluyen Renfe, Adif, Consultrans, Ineco, Indra, Imathia, Copasa, Talgo, Cobra, Inabensa, Dimetronic y OHL. Estas discrepancias incluso han enrarecido la relación de las compañías con el propio Ruiz, quien les pedirá en la reunión que den pasos decisivos para enderezar el rumbo.
Las disputas internas surgieron desde que el consorcio se adjudicó el contrato, valorado en 6.700 millones de euros, a finales de 2011 y, con sus altibajos, se mantienen hasta hoy. El elevado número de empresas que lo integran, el carácter público y privado de unas y otras y la incapacidad del anterior consejero delegado para imponer una dirección unificada están detrás del tortuoso camino por el que discurre el proyecto. Además, ha chocado con las, en algunos casos, "desorbitadas" exigencias del Gobierno saudí, señalan desde varias de las firmas afectadas.
En este sentido, en su última visita a las obras, Al-Muqrib dio un severo toque de atención a dos de las subcontratas que desarrollan los talleres de Medina, la madrileña Rover Alcisa y la valenciana Torrescamara, por su "lentitud" y "deficiente" labor. Medios locales incluso informaron de que habían sido expulsadas del proyecto. Sin embargo, continúan en el mismo, aunque tuvieron que firmar unos compromisos adicionales (destinar más medios y acelerar los trabajos) que garanticen la finalización en plazo de la obra que, a juicio del Gobierno saudí, se revela clave para poder abrir un primer tramo entre Medina y la futura ciudad financiera KAEC. Fuentes próximas al consorcio inciden, por el contrario, en la posición "excesiva" del ministro porque, "en realidad, hasta que no estén las vías, no habrá ningún tren que mantener". "La política, en estos casos, también juega su papel", agregan.
La otra versión
Al episodio de los talleres de Medina y los retrasos ya denunciados en Navidad por Arabia Saudí, se sumaría ahora también la desviación en los costes del proyecto que en algunos casos alcanzaría hasta el 30% respecto a lo presupuestado, según publicó Vozpópuli. En esta tesitura, el ministro de Transportes saudí se ha convertido en el azote de las empresas españolas, cuyo futuro en el proyecto, según las fuentes referidas, vuelve, por tanto, a estar en juego.
Oficialmente, la versión es muy distinta. Desde varias de las empresas integrantes aseguran que la reunión no tiene ningún carácter definitorio e insisten en que sólo se trata de un consejo ordinario -se celebran cada dos meses-. "No se prevé ninguna cosa especial", afirman. "No hay cosas raras, ni presiones, ni nada fuera de lo normal", insisten. Más aún, los miembros de la alianza tienen previsto reconocer el "muy buen trabajo" de Santiago Ruiz. Afirman, de igual modo, que las obras de las vías transcurren según los plazos establecidos y se cumplirá la previsión de que el 60% esté completado en 2015 y recuerdan, asimismo, que ya han comenzado las pruebas de los trenes en algún tramo.
Las nuevas tensiones que han aflorado en el consorcio coinciden, además, con el debut este jueves en bolsa de uno de sus integrantes clave, Talgo. El constructor ferroviario, que ha diseñado y fabricará el material rodante de los 35 trenes que conforman el pedido inicial, tiene en éste su principal contrato: los 1.600 millones representaban el 43,2% de su cartera de negocio a cierre de 2014. Además, Talgo tiene la posibilidad de ampliar el pedido en otros 23 trenes y elevar el importe hasta los 2.400 millones.