
Antonio Llardén, presidente de Enagás, sigue apostando por el crecimiento internacional de la compañía para paliar el parón de crecimiento de las infraestructuras en España y mantener el ritmo de la compañía. Enagás, junto con Fluxys, acaban de cerrar la compra del operador del sistema sueco, Sweedegas, pero sus planes de crecimiento no se quedan en Europa. El operador del sistema gasista español sigue buscando oportunidades en Estados Unidos y Asia y reforzándose en las que ha conseguido en Latinoamérica. Más noticias en la nueva edición de la revista elEconomista Energía.
¿Qué oportunidades va a suponer la compra de Sweedegas?
Hemos cerrado una operación muy importante porque es la primera vez en Europa que dos operadores del sistema compran conjuntamente a un tercero. Sweedegas es una empresa muy saneada y bien llevada técnicamente pero tienen una red relativamente pequeña comparada con España. Lo que nos ha interesado más es que tienen dos proyectos grandes. El más interesante es una planta de regasificación en el Báltico, que es uno de los mares con mayor tráfico de buques y en el que hay unas restricciones de tipo medioambiental que van a obligar en breve a utilizar el gas natural licuado para el tránsito por esta zona. Por lo tanto, ahí hay una oportunidad de negocio muy buena y es donde nosotros y Fluxys, aportamos experiencia. En el proceso de venta de la sociedad, el dinero es lo mas importante, pero los vendedores tuvieron en cuenta la opinión de la dirección sobre lo que podíamos aportar técnicamente a la compañía.
¿Piensan hacer más cosas con Fluxys?
Tenemos una relación muy buena desde hace mucho tiempo, como con otros TSO europeos. Esta oportunidad la hemos visto clara y estamos trabajando muy bien juntos, pero no implica que necesariamente tengamos que hacer o dejemos de hacer. Dependerá de las oportunidades. Ellos por su tamaño se han centrado únicamente en Europa. Nosotros estamos ya en México, Perú, Chile y estudiamos oportunidades en todo el mundo.
¿El siguiente paso será Asia?
Efectivamente. Vamos detrás de un solo eje, que es el desarrollo del gas en el mundo vía el GNL (gas natural licuado). Y ahí, por lo tanto, estamos estudiando posibles proyectos.
¿Y en EEUU?
En Estados Unidos estamos mirando algún posible activo, pero estará ligado al mercado del transporte.
¿De las desinversiones que quiere llevar a cabo Repsol?
Eso en concreto no lo estamos mirando. Si el precio del petróleo sigue bajo, puede haber una cierta consolidación en la industria petrolera y gasista que, con casi toda seguridad, va a dar oportunidades en el midstream a empresas como nosotros, porque fruto de estas consolidaciones, sea por tema de ahorro, regulatorio, o de competencia, es posible que se vean obligados a vender algunos activos. A ese tipo de empresas, lo que les interesa es la exploración y producción y en su caso tener el cliente final. Pero en el transporte pueden estar o no, y esto nos va a dar muchas oportunidades de negocio en los próximos dos o tres años.
¿Cómo va el desarrollo en México?
Estamos muy contentos. Mantenemos una excelente relación con los dos grandes operadores del país, la Comisión Federal de Electricidad y Pemex. Con ambos estamos viendo posibles proyectos que nos interesen. Estamos presentes ya en la planta de regasificación de Altamira, donde tenemos el 40 por ciento, y estamos considerando ampliar el negocio de la planta. En estos momentos estamos terminando un gaseoducto de alta presión y una estación de compresión importante.
En ambos casos son concesiones de CFE y vamos a seguir estudiando los proyectos que surjan. Para nosotros, México es una pieza clave a medio y largo plazo. No estamos para hacer un proyecto y marcharnos. Queremos tener una presencia permanente y creemos que en seis o siete años se van a ir desarrollando una serie de oportunidades de transporte y de almacenamiento de gas donde podemos estar presentes.
¿En qué consistirá la ampliación de Altamira?
Estamos estudiando la ampliación de su capacidad y la posibilidad de dar una mayor utilización al GNL con el uso de camiones cisterna, como se hace ya en Europa cuando no se llega al cliente final por estar a una cierta distancia de la red de gaseoductos. Esto, que está muy desarrollado en Europa, en España aún no se ha puesto en marcha. Por eso lo estamos estudiando junto con nuestro socio Vopac, para ver la posibilidad de que haya un mercado al que le pueda interesar recibir en un determinado punto del país directamente el GNL.
En Perú ¿qué planes tiene?
En Perú de momento lo que hay es un gran gaseoducto que saca gas de Camisea, atraviesa los Andes y lo lleva al centro del país, a la capital y a la planta de regasificación. Ahora se construye un segundo gran gaseoducto, que va a llevar gas al sur. Hace una diagonal, para servir a toda una zona tanto en gas para industria como para ciudad, que actualmente no está servida y no tienen el gas a pie de gaseoducto. Ahí, en ese proyecto tenemos el 25 por ciento. Y son los dos grandes que hay en Perú. En este segundo, el volumen de inversión va a ser similar al alcanzado en la ampliación del Canal de Panamá, o incluso superior. Por ejemplo, pasaremos por Arequipa, ciudad donde Gas Natural Fenosa ha ganado la concesión de distribución y que nos estará esperando.
¿En Chile también hay planes de crecimiento en su regasificadora?
En Quintero hay un proyecto de ampliación para hacer un tercer tanque. Es la planta central del país andino y es la gran entrada. Hay también mucho interés, tanto en el mundo económico como en el regulatorio chileno, para darle más utilización.
¿Cómo llevan el plan de ofrecer servicios logísticos de GNL en España?
Hemos previsto que con esta globalización del mercado de gas, va a haber un mercado de movimiento de GNL. Hemos dotado ya a la mayor parte de las plantas de regasificación en España de servicios para poder recibir ese gas natural y almacenarlo y volverlo a recargar en un buque, sin abandonar la forma licuada. Esto ha estado funcionando ya los dos últimos años. En este momento, con el parón de la economía asiática, este mercado se ha ralentizado, pero esto es un movimiento coyuntural y por tanto prevemos que en los próximos años habrá mucho volumen de GNL que se mueva por el mundo y que va a necesitar puntos de parada, descarga, almacenamiento y recarga otra vez para llevarlo a otro sitio.
¿Han mantenido conversaciones ya con grandes empresas?
Hemos recibido ya a algunos grandes operadores mundiales que tienen gas en yacimientos y que están buscando mercados en la otra punta del mundo pero que van a necesitar puntos intermedios en donde dejar ese gas durante unas semanas o unos meses. Esto puede ser una fuente de peajes para España muy interesantes, no para Enagas, sino para el sistema gasista. Ya lo hemos hablado con el ministerio, con el regulador, para que existan unas tarifas especiales para ese tipo de servicio, que no es el que se daba hasta ahora. Este es un mercado que en los próximos años va a crecer, en aquellos sitios donde tengan capacidad logística. Nosotros afortunadamente en nuestras plantas lo vamos a hacer. Lo mismo están pensando los cinco o seis países europeos que también tienen plantas. Será un nuevo servicio que hace tres o cuatro años no se hacía.
¿Cuándo se podrá desarrollar?
Creo que, con fuerza, a partir de 2017, cuando EEUU permita exportar gas natural. En ese momento habrá un tráfico mundial muy importante. Pero también hay proyectos como el de Perú, por ejemplo. Ellos tienen un gran yacimiento de gas en Camisea, en el que van a intentar exportar más. Australia está también en proyectos de gas natural licuado, en este caso muy orientados hacía Asia. Y probablemente en Singapur depositen el gas ahí y lo distribuyan. La planta de Suecia, sería algo en esta línea también, pero en este caso estaría muy dirigida a esa obligación medioambiental que van a tener los grandes buques de transporte. Van a tener que ir a recargar a un buque cisterna y se irán a alta mar, como si fuera una gasolinera.
¿En España se desbloqueará la interconexión Midcat?
Después de la última cumbre que se realizó en Madrid, con la participación de los principales responsables políticos, se decidió que los operadores de aquí a final de año teníamos que intentar llegar a una planificación y unos acuerdos sobre los gaseoductos necesarios. Hay una reunión en Lisboa en junio, en la que debería darse un determinado paso. Este mismo mes acaba de haber una reunión en París de los equipos técnicos de las empresas y vamos a mantener con las contrapartes francesas reuniones en las próximas semanas, muy técnicas, para calcular volúmenes, presiones, cuellos de botella y hacer una simulación de diferentes flujos de transporte en diferentes momentos del año. Todo esto nos debería servir de base para llegar a un acuerdo definitivo de trazado, de realización y de coste.
La nueva planta de regasificación de Tenerife la ha parado un juez. ¿Cómo esperan que evolucione este asunto?
En Tenerife estamos pendientes de un auto judicial que rechaza todas las cuestiones que se plantean, pero deja abierta a una mayor explicación la sinergia que hay entre la planta y la central térmica para saber si afecta o no a las aguas del puerto. Entendemos que esto es subsanable y, por tanto, vamos a trabajar conjuntamente con la administración para intentar aclarar y subsanar esto y espero que el tema se solucione en los próximos meses sin más problema.
La planta de Gran Canaria sigue sin ubicación
Hay realmente una ubicación que parece que técnicamente es la mejor, pero no hay el permiso definitivo aún y ahora hay elecciones, por lo que con toda seguridad habrá que esperar a que se se configuren los órganos de gobierno, cabildos, etc, y a ver qué se acaba decidiendo definitivamente.
¿Tampoco hay urgencia en desarrollarlas?
Cuanto más tardemos, más toneladas de CO2 se emitirán y más caro será. Urgencia nuestra ninguna, es del propio territorio. Nosotros lo haremos cuando se den todas las circunstancias de permisos, y lo haremos con toda la ilusión, ya que el proyecto sirve para mejorar el coste de la electricidad, al generar con gas más barato y mejora también la competitividad.
En España, ¿se hablaba de una revisión de la retribución a Enagás?
Tenemos un periodo regulatorio de seis años. Y dentro de ese periodo, sí estaba previsto en algún momento hacer un estudio de los opex, como están, etc. Si fruto de este estudio hubiera que hacer un cambio, pues ya el regulador tomaría las decisiones necesarias, en principio para el final del periodo. También está prevista la revisión del propio sistema global, cuando falten dos años por parte del regulador. Para el caso de gas, no estamos esperando ningún cambio en los cinco años que vienen.
¿Los cierres de ciclos combinados afectarán a Enagás?
Estos cierres lo que están buscando es precisamente una mayor eficiencia. Que se cierren no quiere decir que se vaya a consumir menos gas, sino que partiendo de que hay un determinado gas que tiene que ir a generación eléctrica, ese gas se concentra en determinados ciclos para no tenerlos todos abiertos.