
La constructora gallega San José se ha convertido en protagonista inesperada de la crisis humanitaria desatada en Nepal tras el devastador terremoto del fin de semana. La empresa española trabajaba precisamente en la ampliación del aeropuerto de Katmandú, y su oficina allí es ahora escala obligada para quienes esperan su repatriación.
Bajo la dirección de Jean Claude Curell, responsable de la delegación de San José en Nueva Delhi, la oficina alberga durante esta noche (media tarde en España) a centenares de personas, entre occidentales que aguardan a que un vuelo les devuelva a sus países de origen y nepalíes que han perdido su vivienda.
El grupo San José trabaja desde 2012 en las tareas para ampliar e iluminar la pista de este aeropuerto, que se ha convertido en el principal punto de entrada de la ayuda humanitaria y donde las escasas 15 plazas de estacionamiento para aeronaves dificultan las operaciones.
Eso ha obligado a muchas aerolíneas a acumular retrasos de varias horas por la saturación, y a las agencias de transporte a utilizarlo sólo el tiempo imprescindible para desembarcar su carga humanitaria antes de despegar de nuevo.
Mientras se sucedían los aterrizajes y los despegues, las oficinas de San José actúan como refugio para decenas de españoles afectados por la catástrofe.