
Más de 1.000 puntos de venta en Holanda y una vertiginosa expansión avalan el éxito de los productos de Vegeratian Butcher, una empresa que presume de que Ferrán Adrià no pudo distinguir en una cata el pollo 'falso' que fabrican del pollo real. Sus sucedáneos vegetales vienen a sustituir la carne y el pescado de origen animal que comemos. Desde hace unos meses tienen distribuidor en España, donde la emprendedora María Isabel Tonda ha abierto la versión española de lo que en su inicio fue una pequeña tienda en La Haya abierta por Jaap Korteweg, quien hoy aspira a convertirse en el mayor 'carnicero' del mundo.
Las ganas de Korteweg de expandir su negocio por todo el mundo se encontraron el pasado año con las de Tonda de convertirse en el Caballo de Troya de Vegetarian Butcher en España, el país más carnívoro de la Unión Europea, según datos oficiales de consumo. Así fue como la segunda se hizo con la distribución en exclusiva de la marca en nuestro país, abriendo el pasado agosto la primera tienda de la firma en España.
Desde su emplazamiento físico en Madrid, en Burgo Centro (Las Rozas), el local de La Carnicera Vegetariana, María Isabel Tonda confiesa estar tejiendo una red de distribución por toda España y, aunque por el momento, sus perspectivas de negocio son moderadas -se conforma con vender en 2015 2.000 kilos de producto al mes-, de cara al futuro no intuye dónde podría estar su tope de ventas.
Su público objetivo no lo forman tan sólo el creciente número de vegetarianos y veganos que hay en España, sino cualquier consumidor, el verdadero cliente al que quiere conquistar La Carnicera Vegetariana.
La clave del gran éxito es el sabor
"Cualquier consumidor del mundo es capaz de disfrutar del sabor, estructura y beneficios para la salud de nuestra carne vegetariana", afirma en la web de su empresa un Jaap Korteweg que cree estar borrando los prejuicios que tiene la gente contra los sustitutivos de la carne. Asegura que ahora la gente quiere probar lo que vende, que no sólo sabría igual que la carne, sino que tendría su misma estructura e idéntico valor nutricional.
"En 50 años nadie comerá carne de animales muertos", pronostica rotundo el empresario. "Nuestra prioridad es el sabor. La eficiencia, sostenibilidad y cuestiones éticas también las consideramos y nuestros productos son mejores para la salud y engordan menos que la carne real, pero el sabor es lo principal".
Korteweg lo tiene claro: sólo se adueñará del planeta si logra atrapar a quienes les resulta difícil pensar en una vida sin consumir carne.
"Sin competencia"
Tonda asegura que la diferencia primordial de los productos de La Carnicera Vegetariana con los de otras empresas del sector (Quorn, Gardein...) es la gran calidad de las 'copias' que generan. Confiesa que ella misma, vegetariana de pro, probó como consumidora en un viaje a Holanda lo que ofrecía la firma y quedó tan impactada por la diferencia con respecto a la competencia que decidió allí mismo que tenía que hacer llegar a España esos productos.
Korteweg, por su parte, dice no temer a la competencia echando mano de una analogía tecnológica de lo más clara: "La comida vegetariana hasta ahora era comparable con un iPhone 2. Nosotros comercializamos ya el iPhone 6".
El pollo, las albóndigas, las hamburguesas y la ensalada de atún son las estrellas en cuanto a ventas de La Carnicera Vegetariana: carnes 'falsas' elaboradas a partir de granos, soja y vegetales.
El rápido crecimiento de Vegetarian Butcher está permitiendo, además, recortar el precio de venta de lo que ofrecen, al producir mayores cantidades. El 'handicap' del mayor coste para el bolsillo de este tipo de productos es otra de las grandes pegas para su despegue hacia un consumo masivo.